En un mundo donde los reconocimientos y galardones públicos parece ser el elemento que más pone en valor el trabajo de un profesional, sorprende la sencillez y emotividad que nos traslada la abogada penalista Beatriz Uriarte Arreba, experta en delitos sexuales y violencia de género que dirige el área de procesal-penal en Ospina Abogados, considerado uno de los mejores despachos penalistas de Madrid.
En nuestra fase de investigación previa a la entrevista son muchos los factores que destacan de Uriarte (30 años), donde sus casos de éxito se cuentan por decenas solo en el año en curso, atesorando un currículum profesional digno de enmarcar donde compagina el ejercicio profesional con la docencia impartiendo clases en la Universidad Nebrija y en la Universidad Complutense.
PREGUNTA. Se ha convertido en una cara habitual en los medios de comunicación, ¿marketing o compromiso?
RESPUESTA. Si le digo que salir en televisión no es provechoso para el despacho en el que trabajo y para mi propia trayectoria le mentiría, pero desde luego no es el objetivo prioritario. En Ospina Abogados creemos en nuestra profesión y estamos muy orgullosos de poder ayudar desde la experiencia, y con grandes índices de resultados, a quienes llaman a nuestra puerta. Y si un medio como es la televisión, la radio, o en este mismo caso la prensa escrita, nos pide colaboración no vamos a negársela ya que sabemos que la proyección que adquieren nuestras intervenciones pueden ayudar a cientos de personas que necesitan esa palabra de ánimo o ese pequeño estimulo para denunciar las atrocidades que padecen, muchas de ellas, en la intimidad de su hogar.
P. Ha recibido grandes reconocimientos en una carrera profesional a la que se le vislumbra gran proyección, ¿qué premio le ha enorgullecido más?
R. Sin lugar a dudas el reconocimiento que más me ha impactado, y que más fuerzas me da para continuar preparando los casos a conciencia, es el que me regalan los hombres y mujeres que pasan por mi despacho. Trabajar para solucionar un problema grave de alguien es mi forma de vida, ya que cobro por ello, pero no lo podría ejecutar de igual manera si no tuviera el cariño de quien puso su futuro en mis manos en un momento complicado de su vida.
P. ¿Cuál de todas las formas de violencia de género le parecen más peligrosas?
R. La violencia contra las mujeres es un fenómeno estructural que adopta múltiples manifestaciones: discriminación, marginación, exclusión… y que se materializa en violencia física o psicológica, violencia sexual, moral, económica, discriminación social, imposición de costumbres, privación de libertades, por supuesto la violencia vicaria o incluso la limitación en el desarrollo profesional o intelectual. No se trata de traza una línea y ver que tipología es más perniciosa para la mujer, se trata de educar para esto no pase, poner los elementos para que quien trasgreda la ley sea juzgado y mostrar a las víctimas que tienen salida, y que esa salida pasa en primer lugar por denunciar.
P. Pero en esa amplitud de la violencia de género puede caber todo tipo de actuaciones contra la mujer, ¿no?
R. Cuando hablamos de violencia de género tendemos a pensar en situaciones dentro de la pareja, pero la violencia de género no es específica del ámbito de la pareja, sino que puede darse en múltiples escenarios sin necesidad de que quien la lleve a cabo sea un cónyuge. Las instituciones, la familia y la sociedad en general también pueden ser espacios donde aparezcan situaciones de violencia de género. Por ello repito, es vital prevenir, concienciar y educar.
P. ¿Es optimista en la lucha contra esta lacra?
R. Nos queda mucho camino por recorrer y nada de lo que se diga hace cambiar la realidad silenciosa que padecen miles de mujeres cada día en España, pero a falta de que acabe el mes de diciembre, el número de mujeres asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas es el menor desde el año 2003 (38 asesinadas). Pero quiero poner el acento que desde mi experiencia se están recrudeciendo las formas de violencia más invisibles.
Como decía tenemos mucho trabajo que hacer y no ayuda la constante bronca política que rodea este problema social.
P. ¿Es fácil denunciar?
R. Acudir a la Policía, la Guardia Civil o el juzgado a denunciar un maltrato es un proceso, a nivel personal, muy complicado. Detrás se esconde miedo y muchas preguntas que no tienen una respuesta sencilla como: ¿Y si no sirve de nada? ¿Y si cambia? ¿Cómo explico esto a mi familia? ¿Tendrán mis hijos que seguir viéndole?
Por ello se puede tristemente comprender que del total de mujeres de más de 16 años que han sufrido violencia física, sexual o psicológica en algún momento de su vida, el 78% no ha denunciado. Un porcentaje similar al de mujeres asesinada entre 2003 y 2019, cuando un 73% no llegaron a interponer jamás denuncia contra su asesino.
Como siempre que tengo la ocasión pido, se debe considerar como una obligación ineludible del Estado el acompañamiento de la víctima antes, durante el juicio y posteriormente, apoyándola en los momentos iniciales de miedo, pasando por las dudas y arropándola en el largo proceso penal. Los abogados estamos cubriendo los huecos que deja la administración de apoyo integrar a las víctimas, y aunque lo hacemos muy gustosamente, no siempre podemos atender aspectos que están muy por encima de nuestras obligaciones, competencias e incluso formación.