Son cada vez más las mujeres que recurren a los centros de estética para realizarse operaciones que cambien su cuerpo. Vivimos en una sociedad donde desgraciadamente todo se critica, y las mujeres son las más perjudicadas en ese sentido, tanto por sus acciones como por su físico, siendo este último el objeto de la mayoría de los dardos que se lanzan sobre ellas.
Se busca la perfección, se busca encajar en unos estándares, o se busca simplemente sentirte bien contigo misma a través de una imagen corporal formada por tu imaginación. Labios gruesos, ojos grandes, el puente de la nariz estilizado, cuello largo y esbelto, pechos grandes, cintura estrecha, muslos delgados pero fuertes. La lista es larga y no parece tener fin, y cada país y cada cultura tiene la suya propia, lo cual complica mucho la situación para encontrar “el modelo perfecto”.
Una de las operaciones más habituales es el aumento de pecho, una intervención quirúrgica que, en muchos casos, no revierte ningún peligro, pero que en otras ha llegado a causar lesiones e incluso la muerte por mala praxis médica o la utilización de implantes en mal estado. El aumento de pecho puede venir relacionado en la mayoría de casos con baja autoestima, aunque en la raíz de todo el problema está la imagen que se ha creado de una “mujer estereotipo”, de cómo tiene que presentarse tu cuerpo para ser convencionalmente atractivo.
Porque para las mujeres, en la sociedad actual, el pecho es algo que forma parte de ella y, desgraciadamente, en muchos casos es lo único que se ve a primera vista. Por eso, para muchas, sus pechos son algo a lo que le prestan mucha más atención, como si fuese su carta de presentación. En esta situación, aquellas mujeres que han pasado por la traumática experiencia de sufrir un cáncer de mama, y han tenido que pasar por quirófano para que se lo extirpen, saben lo duro que es vivir sin un pecho, o sin los dos.
La reconstrucción de pecho es otra de las cirugías más comunes, de las que no todo el mundo habla. El shock mental y emocional que sufre una mujer al verse en el espejo sin un pecho o sin los dos es algo que no podremos alcanzar a sentir nunca, y es por eso que muchas recurren a la cirugía estética y a clínicas especializadas para volver a verse como recordaban ser, incluso con más confianza en sí mismas.
Por desgracia, aún queda un largo camino en esta sociedad para que las mujeres dejen de ser valoradas, en su mayoría, por su aspecto físico, y para que su pecho deje de ser algo que aporte o les reste valor, en un ámbito personal, laboral o familiar. Hasta entonces, las clínicas y los hospitales ayudarán a todas esas mujeres que busquen sentirse bien consigo mismas, verse bien cada día en el espejo, con una talla más, con una talla menos, o recuperando aquello que la enfermedad les había arrebatado y que habían creído perdido para siempre.
