Consejos para guardar la ropa de invierno

El pasado 20 de marzo arrancó la primavera y, con ella, la promesa de un clima más favorable, la transición entre el frío invernal y los días soleados del verano. Así, aunque hace más de un mes inauguramos la estación, solo en las últimas semanas hemos visto subir alegremente los termómetros. De esta manera, más nos vale estar preparados para disfrutar de unas temperaturas casi estivales. En este sentido, no podemos olvidarnos de ir desdoblando la ropa de verano y empezar a guardar la de invierno. A continuación, sugerimos algunas recomendaciones para superar este trámite con éxito.

En primer lugar, es probable que, al pasar revista al armario, decidamos jubilar algunos abrigos o jerséis. Los motivos serán variados: la prenda se ha estropeado, ya no está de moda o, simplemente, hemos terminado aborreciéndola. Llega, de este modo, la hora de buscar una salida para estos artículos: desde montar un mercadillo, hasta regalar la ropa a familiares, pasando por donarla a una ONG. La recompensa será doble: por un lado, daremos una segunda vida a la prenda y, por otro, ganaremos algo de espacio en casa.

Ahora bien, ¿qué hay de aquellos artículos de los que no queremos deshacernos, pero para los que no encontramos sitio en nuestro hogar? Una solución inteligente viene de la mano de los denominados servicios de Self storage. Nos referimos a empresas que arriendan almacenes, limpios y seguros, y a los que tenemos acceso prácticamente en cualquier momento. Así, si vivimos en la Comunidad de Madrid, una buena idea es dirigirnos a los trasteros en alquiler de Globalbox, una compañía que destaca por ofrecer espacios a medida, amplios horarios de apertura y una serie de productos adicionales (transporte, QuickBox o cajas rápidas, etc.).

Bien alquilemos un trastero, bien habilitemos una zona de almacén en nuestro piso, el primer paso para guardar prendas invernales consiste en lavarlas. Solo así evitaremos que estas generen moho, malos olores, o que amarilleen con el paso de los meses. Eso sí, debemos recordar que no toda la ropa exige las mismas condiciones de limpieza: meteremos en la lavadora la delicada, mientras que lavaremos a mano la lana, seda y cachemira. Asimismo, conviene pasar un trapo al calzado antes de empaquetarlo, retirando la tierra y puliendo el zapato.

Por otro lado, cuando llegue el momento de ordenar por cajas, resultará oportuno establecer algún criterio de clasificación: camisas, pantalones, ropa interior, etc. El objetivo es hallar rápidamente el artículo en cuestión cuando lo necesitemos. Además, podemos aprovechar para elaborar un inventario en el que indiquemos el número de caja y su contenido. No olvidemos que durante las vacaciones a menudo realizamos excursiones o viajes a zonas de montaña o regiones frías.

Una vez resuelto todo lo anterior, ya solo nos queda almacenar. Para ello nos decantaremos cajas de plástico, flexibles y fáciles de mover. Las reforzaremos en su base y lados, y las llenaremos del siguiente modo: colocando, primero, las prendas más pesadas y, a continuación, las más ligeras. Tampoco está de más introducir un par de bolitas de naftalina en cada contenedor, a fin de matar cualquier resto de polillas o larvas.

En lo que a las botas de invierno respecta, es conveniente usar hormas para que estas conserven su forma. Por otra parte, introduciremos edredones y mantas en fundas herméticas al vacío, a fin de reducir su volumen. Por último, utilizaremos bolsas 100% algodón para los artículos delicados.

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