Auditores en Madrid con las mejores garantías

Son profesionales muy importantes para las empresas, teniendo en cuenta que en la capital se vuelven más que necesarios y que, en muchas ocasiones, es complicado encontrarlos que ofrezcan buenos servicios y con las mejores garantías al respecto.

Hoy en día, son muchos los profesionales que se vuelven necesarios para el correcto desarrollo de una empresa, entre otros, cada vez es más importante en Madrid contar con una auditoría con el fin de tener controlados todos los procesos que se llevan a cabo dentro de una entidad. Hay que decir que, en la capital, encontrar una empresa auditora no es precisamente una tarea sencilla, si bien, son profesionales que no pueden faltar en determinados tipos de compañías, puesto que ayuda a conocer a fondo en qué estado se encuentra el negocio en cada momento y, sobre todo, para optimizar los KPIs.

Un KPI es un indicador que permite conocer el nivel de rendimiento que presenta un determinado proceso, siempre con base en un objetivo fijado previamente y se suele expresar a partir de valores porcentuales. Sin duda, una tarea compleja que no todo el mundo puede llevar a cabo y es justamente aquí donde cobra protagonismo una auditoría que sepa realizar estas tareas.

En Madrid, entre otras, hay que destacar a AOB Auditores, como una entidad con muchos años de experiencia en el sector y profesionales perfectamente cualificados para tenerlo todo controlado en el negocio.

¿Qué es AOB Auditores?

Tal y como se ha mencionado, se trata de una empresa de auditores Madrid especializada en las cuentas anuales, estando inscrita en el ROAC. Cuenta con una gran red de oficinas por toda España y en cada una de ellas hay expertos profesionales en la realización de informes de auditoría, tanto para grandes, como medianas y pequeñas entidades.

Más de 20 años de experiencia en el sector los avalan, ofreciendo un trato totalmente personalizado y con las mejores garantías, sabiendo que estos profesionales dominan prácticamente todos los sectores económicos, pudiendo hacer auditorías en hoteles, comercios, industrias o sector público.

Están especializados en las auditorías para entidades cuyo volumen de facturación no supera los 50 millones de euros al año, sabiendo que ofrecen sus servicios tanto a nivel nacional como internacional.

 

¿Cómo se hace una auditoría para una empresa?

Cuando se habla de auditoría se está haciendo referencia al proceso de revisión y verificación de todas las cuentas anuales que tiene una empresa. Un procedimiento que siempre lo debe llevar a cabo un experto en esta área al que se denomina auditor.

Tras realizar el informe, este delimitará si todas las cuentas están correctas y de si todos los movimientos llevados a cabo por la empresa han sido legales y de acuerdo a la normativa establecida en la actualidad.

Así, se puede decir que los auditores principalmente tienen dos funciones claras, por un lado, analizar la fiabilidad de la empresa en términos económicos y financieros y, por otro, establecer esa verificación en un informe oficial. Para poder llevar a cabo esta labor, estos profesionales deben estar inscritos en el ROAC, es decir, el Registro Oficial de Auditores de Cuentas que pertenece al Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas conocido como ICAC.

¿Qué empresas deben hacer una auditoría?

Existen dos vías por las que las empresas pueden ser auditadas. En este caso, hay que hablar de las que lo hacen voluntariamente y aquellas que están obligadas por ley, que son las que hay que prestar mayor atención.

Dentro de este segundo grupo, se clasifican en función de su tamaño. Es decir, aquellas que cumplan dos de estos tres requisitos. Es decir, que el total de sus activos sean superiores a 2.850.000 de euros; si el importe neto de la cifra de negocios supera los 5.700.000 euros o si la media de trabajadores en el ejercicio ha sido mayor a 50.

También están obligadas por ley algunas empresas con base en su actividad, siendo habitual en aquellas que se dedican a la gestión de planes de pensiones o la intermediación financiera. Y, por último, las que se consideran de utilidad pública, como, por ejemplo, las entidades de crédito o las aseguradoras.

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