Jota Cuspinera ya no es el entrenador del Montakit Fuenlabrada. El club ha hecho oficial hace unos minutos la decisión de dar por terminada su vinculación con el técnico, en una de las temporadas más difíciles que se recuerdan y con un bagaje de sólo cuatro victorias en diecinueve partidos.
Los números son indiscutiblemente malos, pero no catastróficos si se le añade un contexto más que necesario. Hasta hace unas semanas, las lesiones en masa asolaron a un equipo que, ya de por sí, no mandaba las mejores señales. Todos o casi todos los jugadores han tenido que pasar por la enfermería y, pese a que se han buscado recambios en el mercado, o no han funcionado o no han mejorado lo que ya había.
Pero si hay algo que ha lastrado al Fuenlabrada, lesiones al margen, es la constante sensación de derrota que flota en el ambiente en cuanto el rival saca una ventaja mínima en el marcador. No es falso decir que este equipo trata de competir mientras se ve con opciones, pero tampoco lo es afirmar que cualquier pequeña renta que consgue el adversario se vuelve una montaña imposible de escalar.
Por todo ello, el club ha decidido mirar hacia el banquillo para buscar una solución. La segunda etapa de Jota Cuspinera termina hoy, y las primeras reacciones entre los aficionados no respaldan la decisión de la directiva. De entre todos los posibles culpables de la situación, Cuspinera es de los menos señalados. Ahora, se abre un periodo para buscar otro entrenador. Y lo más rápido posible, para que no afecte en gordo a la preparación de los posibles partidos.
