Cómo combatir las bajas temperaturas en invierno

Llega el invierno y, con ello, el frío. Mucha gente afirma de forma entusiasta que prefiere el frío al calor, dado que este es sin duda mucho menos agobiante, se puede combatir de forma más sencilla y es una excusa perfecta para pasar tiempo en casa con una manta y una película acompañado de nuestros seres queridos.

Pero por muy atractivo que pueda sonar este plan, lo cierto es que el frío invernal puede suponer graves perjuicios para nuestra salud, y es el causante principal de la mayoría de enfermedades durante esta época del año. Es por esto que debemos saber cómo prevenir el frío de forma eficaz para evitar problemas en el futuro. 

Cuidar la higiene

Durante el periodo invernal estamos mucho más expuestos ante todo tipo de virus, lo que termina ocasionando resfriados leves, aunque a veces casos más graves como la gripe se aumenta de forma radical la facilidad de contagiar a los que nos rodean. 

Durante la época de frío debemos asegurarnos de llevar nuestra boca bien tapada, especialmente si vamos a estornudar o a toser, dado que esto activará inmediatamente la propagación de gérmenes y bacterias. 

De la misma forma es interesante evitar en la medida de lo posible llevarnos las manos a los ojos y a la boca, ya que es una forma muy sencilla de contagiarnos nosotros mismos con las bacterias que llevamos en esta parte de nuestro cuerpo. 

Evitar cambios de temperatura

Un cambio brusco de temperatura es mucho más difícil de asimilar para nuestras defensas, que verán cómo les cuesta más mantenernos protegidos de contraer catarros y resfriados. La temperatura media que se debe intentar mantener es de unos 20/22 grados centígrados. 

Un buen consejo es intentar pasar la mayor cantidad de tiempo en espacios cerrados y bien climatizados y, lo más importante, tener a mano buenas estaciones meteorológicas para controlar y prever en todo momento la temperatura. 

Proteger correctamente el hogar

Aunque parezca paradójico, en invierno es, sin duda, cuando más incendios tienen lugar. Es por esto que debemos tener especial precaución con los sistemas eléctricos, las estufas y demás aparatos generadores de calor. 

Por otro lado se aumenta el riesgo de acabar intoxicados por monóxido de carbono. Las precauciones que debemos mantener son las de no instalar calefactores en baños o evitar en la medida de lo posible los braseros para entrar en calor.

Protegerse del sol

Aunque el frío aumente y notemos menos el impacto del sol, lo cierto es que su efecto es igual o incluso más nocivo para nuestra piel en esta época del año. Afecta en especial a aquellos que practican deportes al aire libre, dado que su protección es menor y se exponen durante varias horas al efecto del sol.

La medida más efectiva es aplicar protección solar con frecuencia, asegurándonos de cubrir toda la piel no tapada con ropa, y con una alta protección contra rayos ultravioleta. 

Enfatizar el cuidado de nuestra piel

Debido a bruscos cambios de temperatura y al frío constante, nuestra piel tiende a resecarse enormemente y a causar descamaciones, heridas, grietas, etc.

La mejor forma de cuidar nuestra piel es aplicar con frecuencia cremas hidratantes de calidad, así como abrigarnos correctamente. Una piel con este tipo de problemas es más vulnerable a los efectos del sol o a contraer enfermedades. 

Vigilar nuestra alimentación 

El invierno, y en especial la época navideña, se relaciona automáticamente con grandes excesos alimenticios. Es cierto que el frío nos hace necesitar mayor cantidad de calorías, pero un exceso de las mismas es consecuencia directa de un aumento de peso.

Es importante mantener un equilibrio entre una buena alimentación para mantener el aporte calórico y no pasar frío, mientras tratamos de no excedernos para no engordar algunos kilos de más. 

Un buen consejo para tener una alimentación equilibrada y eficaz en invierno es consumir grasas saludables como las provenientes de los frutos secos, a la vez que vitaminas tipo A y C, que protegerán nuestra piel y nuestras defensas.

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