Normalmente cuando queremos adelgazar nos centramos solo en los alimentos que comemos y no tanto en cómo comemos, es decir, el estado en el que nos encontramos a la hora de comer.
Las emociones negativas aumentan los niveles de estrés
Puede ser que te estés alimentando a base de ensaladas y brócoli pero si esos alimentos los estás comiendo desde un estado de ansiedad, angustia y rabia será difícil que bajes de peso porque está comprobado que las emociones negativas aumentan los niveles de estrés.
Muchas personas que “están a dieta” sufren de ansiedad
¿Cuántos factores están presentes en tu vida cotidiana que aumentan tus niveles de estrés? Un foco de un estrés crónico puede ser tu trabajo, tu familia, tu pareja o incluso tu dieta porque muchas personas que “están a dieta” sufren de ansiedad ya que no les gusta la comida, pasan hambre, piensan en lo que comen los que tienen al lado o cuando se pesan no ven resultados, y esto les genera mucha angustia, pensamientos negativos y por tanto ansiedad.
Por este motivo podemos deducir que las dietas de adelgazamiento con restricción de calorías y prohibición de alimentos no tienen resultados a largo plazo, cuánta más ansiedad y estrés tengamos en nuestro día a día menos peso bajaremos y más atracones nos daremos.
El estrés afecta directamente en el control de nuestro peso y nuestra energía
Pero, ¿por qué no consigo adelgazar si estoy estresado? El estrés altera tres de los sistemas principales que regulan nuestro metabolismo, nuestro peso y nuestra energía porque afecta al sistema nervioso, al endocrino y al sistema inmune.
Por un lado, el estrés crónico genera un desequilibrio hormonal. Algunas hormonas que se alteran son el cortisol, la insulina, la grelina, la tiroides y la hormona del crecimiento, hormonas relacionadas directamente con la regulación de nuestro peso corporal, la saciedad o el estado de ánimo. Este desequilibrio activa el tejido graso favoreciendo la acumulación de grasa, principalmente la grasa abdominal y dificulta la creación de masa muscular y ralentiza nuestro metabolismo entre otras consecuencias.
El estrés activa el estado de supervivencia y debilita nuestras defensas
Otro efecto del estrés es que altera el sistema nervioso autónomo activando el estado de supervivencia lo que produce un aumento de catecolaminas, las cuales nos generan debilidad y estados proinflamatorios. Nuestra función digestiva no realiza su actividad correctamente y por tanto no absorbemos ni digerimos los nutrientes de manera óptima.
La mayoría de dietas de adelgazamiento son incompletas
Muchas personas restringen la comida o algunos alimentos de su dieta buscando una pérdida de peso rápida y están consiguiendo el efecto contrario. El motivo es que el cuerpo necesita suficiente comida para realizar sus funciones, si no se la damos, en algún momento nos daremos un atracón para suplir este hambre y necesidad, y puedo asegurarte que estos atracones no suelen ser de comida saludable.
Muchos estudios nos indican que vivir en un estado de calma y disfrutando de la comida, nos ayuda a activar el metabolismo, favorece la masa muscular, la disminución de peso, regula
nuestra digestión, nuestro apetito y nuestro estado de ánimo; por esto amigo y amiga Sapiens hemos de trabajar para desestresarnos, por ejemplo cambiando nuestros pensamientos negativos por otros más positivos y regalándonos espacios para hacer aquello con lo que disfrutamos.