El fútbol, por fortuna, sigue siendo inexplicable en muchos momentos. Llegaba el Fuenlabrada con tres puntos en el horizonte y una expectativa estadística de palmar fácilmente. Llegaba el Dépor habiendo ganado solo uno de sus últimos cinco partidos, pero siendo casi imbatible en Riazor y como mejor local. Los números hablaban claro: todo iba a favor de los coruñeses.
Pero si el fútbol fuera sólo números, ya no tendría gracia. Lo escribiría una computadora sin necesidad de jugar el balón. Cuando la pelota corre, pasan cosas imprevistas. Como que el Dépor arrancara acelerado, señalando a Iban Salvador como el objetivo a derribar. Diez minutos, cinco faltas, cuatro sobre él. Lucas Pérez enseñándole de cerca la frente con el árbitro a diez centímetros.
Ellos le marcaron como su rival, y él respondió erigiéndose en protagonista con un golazo desde el círculo central que le dejarán, con pocas dudas, como mejor gol de la jornada. Sorpresa en Riazor: el rival se había adelantado a las primeras de cambio. Y tocaba hacer all in sobre la portería de Craninx. Una llegada tras otra, compuestas tanto de acierto deportivista como de flojera azulona a la hora de despejar.
Craninx evitó varias veces el empate, pero no pudo hacer nada ante el solitario cabezazo de Quiles que puso el empate (y eso que la llegó a tocar). Ese gol inauguró los tres minutos de la locura.
En la siguiente jugada, una posible falta entre Lapeña y Vilán (que cada uno decida de quién sobre quién) no impidió un remate franco y precioso de Santi Jara para devolver la iniciativa al Fuenla. Dos minutos después, una posible falta entre Lucas Pérez y Cubero (que cada uno decida de quién sobre quien) no impidió que Mario Soriano lanzara un trallazo ajustado desde la frontal para devolver el empate. Un intercambio de golpes que dejó a ambos exhaustos y listos para ir al descanso.
Y con el desarrollo de la segunda mitad, otra vez el fútbol demostró que es impredecible. Con un Fuenla más errático atrás, el Fuenla había conseguido igualar en ataque al Dépor. Cuando se arregló atrás, ambos se igualaron a pocas pero claras ocasiones. Y ahí, en lo que a calidad se refiere, siempre va a ganar un equipo que tenga a Lucas Pérez en su ataque.
Asistente en el segundo gol, repitió el mismo centro potente y preciso desde la izquierda a la cabeza de Quiles para que hiciera el tercero. Y en una falta lejana, marcó él mismo el tercero. Pocas llegadas, mucho acierto. En caso del Fuenla, a la gran ocasión de Santi Jara respondió un paradón de Mackay; y a la contra de Fer Ruiz respondió el propio delantero quedándose sin oxígeno, sin ideas o sin ambos.
Y por eso, por la calidad de Lucas Pérez, terminó ganando un Dépor que durante muchos minutos vio como un Fuenlabrada sin su mejor baza (Diego está tocado y no jugó ni un minuto) aguantó casi todo el partido el empate. Un empate que, cuando más factible parecía, desapareció en las botas de un chaval que perdió la Primera División y mucho dinero para intentar devolver al Dépor a, como mínimo, Segunda División. El Fuenla plantó toda la cara que pudo, y estuvo cerca de salirle bien.
ONCE DEL DEPORTIVO DE LA CORUÑA: Mackay; Antoñito, Lapeña, Pablo Martínez, Carnero (Lebedenko); Rubén Díez (Bergantiños), Villares, Isi (Svensson); Quiles (Saverio), Mario Soriano, Lucas Pérez (Yeremay)
ONCE DEL C.F. FUENLABRADA: Craninx; Cubero (Iribas), Sotillos, Coch, Barbosa; Cristóbal (Buer), Álvaro García, Vilán (Amigo), Santi Jara (Enzo); Iban Salvador, Fer Ruiz (Aguirre)
ÁRBITRO: Miguel González Díaz
GOLES: 0-1 Iban Salvador, min.19; 1-1 Quiles, min.32; 1-2 Santi Jara, min.33; 2-2 Mario Soriano, min.35; 3-2 Quiles, min.72; 4-2 Lucas Pérez, min.86
