Este libro-Dvd, titulado: Cuadernos. 355 Conversaciones de Filosofía que consta de 6 Dvd´s, con D.l. Cr‑988-2019, cuyo autor es JMM, es una edición gratuita, sin venta, testimonial, con muy pocas copias.
Se indica que Martín Lutero, el reformador del cristianismo en el siglo XVI, después de la comida, se quedaba en una charla de sobremesa con distintas personas, estudiantes por lo general, eso produjo unos textos, que si no recuerdo mal, se titula Charlas de Sobremesa, lo he recordado, al hilo de la realización de esta columna, sobre el libro en DVD, que indico en la cabecera, salvando las distancias estas Charlas de Lutero, no solo eran en la sobremesa, sino apuntes tomados en viajes, notas, etc.
Algo así, han surgido estas Conversaciones, son grabaciones en audio, después, algunas pasadas a audio-video, que el autor hace de alguna manera consigo mismo. No se puede indicar que son conferencias, ni entrevistas, ni desarrollos de tesis, sino más bien, sin seguir un esquema previo, sin seguir un guión, una especie de autoentrevista a si mismo, una especie de autoconvesación consigo mismo, planteando multitud de cuestiones, que entran en el campo de la literatura, la filosofía, el arte y el arte plástico, la metafísica, la religiosidad, y otros temas, de la vida y de la existencia y de la propia experiencia.
Siempre he indicado que la máxima de MacLuhan, “el medio es el mensaje”, es acertada. Pienso que esta idea-concepto es esencial en estas conversaciones, es decir, el mismo tema, no resulta lo mismo, si se escribe a lápiz sobre papel, a pluma, a máquina, a ordenador, si se prepara una conferencia y se expone, si se realiza un tratado, si se emite en una conferencia, o, como en este caso, se van tomando cuestiones al azar, y se van desarrollando, sin un esquema previo.
Es decir, se deja hablar a sí mismo y en si mismo, en lo profundo del ser y en la manifestación del momento, se deja que el inconsciente y el consciente se hibride y se una de otra manera, se deja que la mente profunda actúe. No digo, que sea un sofá psicoanalítico, pero quizás, si un sofá filosófico profundo. O existencial y vivencial profundo.
Igual, que a mi modo de ver, mirar muy cerca de los ojos de una persona, suele ser una falta de respeto, puede entenderse como intromisión o intento de manipulación, hay que mirarla, como señal de respeto, pero con cierta distancia. Quizás, estas autoconversaciones, es mirarse a sí mismo, en temas no preparados, de una forma directa e indirecta. Quizás, ese mismo tema, en otra conversación un mes después, daría otro resultado. Porque al final, no olvidemos que escribir o hablar es seleccionar contenidos. De las cinco o diez respuestas que surgen en la mente, solo se redacta una en papel, solo se graba una en audio, solo se habla una.
Por eso, todo lenguaje o mensaje es incompleto, desde su naturaleza. Es una selección de una selección que el mismo sujeto realiza, en parte, inconsciente o no conoce del todo, ni el mismo sujeto, después, va haciendo selecciones de palabras o ideas o frases, según van realizándose el acto concreto de escribir o hablar, después, las interpretaciones de uno mismo según lo que ha dicho, y aún más del interlocutor, y desde luego las circunstancias, la situación…
No vamos a indicar, que estas conversaciones, o monólogos, o diálogos del autor consigo mismo o autodiálogos o heterodiálogos imaginarios o con interlocutores no presentes, del pasado o del presente, según el azar y las circunstancias sean la quintaesencia de la sabiduría y del conocimiento, ni que aporte alguna gran idea a la literatura y a la filosofía o al arte y al arte plástico o algunos temas.
Pero quizás, si sirvan para entender o comprender la evolución del pensar de una conciencia, el evaluarse o autoevaluarse a si misma, la velocidad de dicción, los silencios, las dudas, el tono, el cansancio. Cierto es que están grabadas en circunstancias diferentes, no diríamos de formas canónicas, sino dentro de un coche detenido, en el salón de la propia casa, paseando por algún lugar, tumbado en el sofá, esperando alguna situación, etc.
Algunas de estas conversaciones están expuestas-publicadas en el youtube de dicho autor. Y, esto me recuerda, en una de las películas sobre José, el personaje del Antiguo Testamento, cuándo se presenta ante el Faraón, para que le interprete el sueño, más o menos en la película, expresa, que “tiene que arrodillarse”, y José, le indica, “que no puede hacerlo, solo ante Dios”. El no arrodillarse ante el Faraón, si no recuerdo mal, en la película, suponía la pena de muerte, y mas o menos el Faraón, indica, algo así. “Da lo mismo, este al menos, no me engañará con su interpretación, porque ya sabe que va a morir…”.
Todo lo anterior lo narro o cuento, porque si alguien consulta esa página de Internet, ese youtube, cada una de las Conversaciones, a lo sumo ha tenido cuatro o cinco visitas, alguna excepción, quizás diez, lo general dos o tres. Y, éstas son realizadas por el mismo autor, para comprobar que se ha grabado y está difundida. Este autor podría con los sistemas actuales, existentes, o personas cercanas, aumentar el número de visitas, a cien o doscientos o mil, incluso a lo largo del tiempo. Pero no prefiere engañar al faraón, igual que José, el de la Biblia.
¿Qué se quiere expresar con esto? Por un lado, que estas Conversaciones para la cultura actual, coetánea, apenas tiene importancia, porque nadie visita estas páginas, en segundo lugar, que quizás, es un acontecimiento singular, porque suponen unas cien horas de grabación, quizás, alguien que se acercase a ellas obtendría una interpretación del mundo, con unos matices diferentes. Pero estamos en una época, que hace una o dos décadas, los que se dedican a la creación o investigación o a la cultura o al arte, pensaban que la solución era Internet, ya por fin, tendrían un lugar de exponer algo de sus obras, y, que su trabajo sería reconocido...
Y, es cierto, se pueden exponer algo de la producción, pero al final, sucede siempre lo mismo, los grandes emporios culturales, se llevan miles o millones de visitas, y el resto, el resto de autores, unos cientos, en el caso de este autor, no llegan a diez cada una de las conversaciones.