Opinión

El orden de los factores, si altera el producto

El cartel del mano a mano estaba resuelto si el tiempo y la autoridad lo permitían.

Seguro de que el diestro que más aplausos ha concitado hasta la hora del festejo necesita un tercer toro, que el reglamento no le permite, para cerrar la faena; el aspirante a la alternativa espera que cumpla con sus lances organizando a su cuadrilla.

El orden de los factores

Son tantas las almohadillas que enarbolan los tendidos y tan pocos los pañuelos, digamos que los de familiares y allegados, entre un público claramente antitaurino; que el matador dispuesto para salir al ruedo pide al presidente reservarse para el último morlaco, en un aprovechamiento del reglamento hasta ahora desconocido.

Sabe el matador que no puede con ese primer toro ni con su segundo. Sabe, que al novillero le están organizando la cuadrilla desde afuera, con más banderilleros que mozos de ayuda, diciéndole las plazas en las que va a torear si consigue la alternativa y quien va a ser su nuevo apoderado a partir de conseguirlo.

Sabe también,  que el toro al que se enfrenta el aspirante no muestra hechuras, regatea en las embestidas, derrota mucho por el pitón izquierdo y no hay manera de encontrarle el terreno en el que templar las reuniones. Son tantos los terrenos en los que el bicho necesita un trasteo para que humille un poco sus generosas defensas, que no pasará de una faena de aliño para acabar con media tendida y quién sabe si algún aviso.

El presidente se ha tomado un tiempo de consultas ante lo sorprendente de la petición. Los entendidos muestran una división de opiniones sin precedentes.

Y en esas estamos, esperando saber si los diestros con más peso en el cartel van a ayudarse en el tercio de capa, poniendo sus cuadrillas a colaborar con el aspirante para que consiga el aplauso del público o, siendo malpensado, que visto el poco arte de la terna esperen que sea una cornada quien decida la suerte de la tarde.

Quién sabe si, como ocurrió en la reciente corrida de Cataluña, la acabará cerrando el sobrero.

Lo que es seguro, por lo ofrecido hasta ahora, es que no será necesario buscar la llave de la puerta grande. 

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