Los hechos ocurrieron el pasado lunes en el horario de visitas de la prisión, cuando Miki, un cocker de 7 años que suele trabajar en el aeropuerto de Barajas, marcó a una mujer de edad avanzada que iba a encontrarse con su hijo, según la Comandancia de Madrid de la Guardia Civil.
El guía canino apartó a la octogenaria y le informó de que su perro detectaba la presencia de sustancias estupefacientes, a la vez que requería una patrulla con una integrante femenina para proceder al cacheo de la mujer.
A la llegada de los agentes, la sospechosa reconoció que portaba diversas drogas ocultas en sus partes íntimas, concretamente cuatro gramos de cocaína, 62 gramos de hachís y 11 gramos de cocaína rosa, las cuales entregó de forma voluntaria. La anciana fue detenida bajo la acusación de un delito contra la salud pública.