A las 9:30 de la noche, en el distrito centro de Seúl, la capital de Corea del Sur, un vehículo que circulaba a gran velocidad perdió el control y se llevó por delante a varios de los viandantes. El resultado ha sido catastrófico: 9 fallecidos y decenas de heridos de diversa gravedad que aún se encuentran hospitalizados.
El accidente ocurrió en uno de los cruces más concurridos de la ciudad, mientras los peatones esperaban para cruzar un paso de cebra. Seis de los fallecidos murieron en el acto, mientras que los tres restantes fueron trasladados al hospital en parada cardiorespiratoria, pero murieron al llegar al centro médico.
El vehículo, un sedán negro, destrozó la valla que protegía la acera y la separaba de la carretera, dejándola completamente plana contra el suelo. El coche ha sido retirado y llevado a analizar.
Según los medios coreanos, el conductor se trata de un hombre de 68 años, que ya ha sido detenido por la policía y puesto a disposición judicial. En las primeras declaraciones, el hombre ha asegurado que el coche "aceleró de manera repentina". La policía ha realizado las pruebas toxicológicas correspondientes y ha determinado que el conductor no estaba bajo los efectos del alcohol ni de ninguna droga.
El hombre era conductor de autobús en una ciudad cercana, y contaba con más de 40 años de experiencia al volante. La policía sigue investigando las causas del accidente.