La ruptura y reconciliación de Tamara Falcó e Íñigo Onieva ha sido uno de los temas más importantes de los últimos tiempos en la prensa del corazón. La marquesa dejaba a su novio 72 horas después de prometerse al salir a la luz una infidelidad y meses más tarde han vuelto a estar juntos. Una segunda oportunidad que terminaba con anuncio de boda, que en un principio estaba programada para el 17 de junio, pero que luego se retrasaba hasta el 8 de julio. Sin embargo, este cambio no ha sido al azar, y ha sido la marquesa de Griñón la que ha explicado a la revista ¡Hola! el motivo para este retraso.
La aristócrata confirma que la celebración del enlace continúa adelante, solo que con cambio de fecha. El lugar continúa siendo el mismo, en el palacio de El Rincón -que desmiente que esté a la venta, como se ha dicho-, a las afueras de Madrid. Tanto la celebración religiosa como el banquete se celebrarán allí, pues para Tamara es muy especial el vínculo que el lugar tiene con su familia.
El motivo del cambio, según explica la empresaria, es para que todos los invitados que la pareja querían que estuviesen junto a ellos en ese día tan especial pudiesen acudir. "Algunos familiares no podían venir en la primera fecha planteada, por razones de causa mayor", confirma Tamara, que además agradece tener esos días de más para poder dar los últimos toques al evento.
La marquesa todavía no tiene vestido de novia, pero sí confirma que no lo diseñará su buen amigo Juan Avellaneda, como se ha dicho en algunos medios. Un evento para el que Isabel Preysler seguro que tiene más de una idea. La madre de la novia será una de las protagonistas del enlace, y seguro que su estilismo es uno de los más analizados de la jornada. De hecho, esa sería una de sus preocupaciones: restarle protagonismo a Tamara.
