Las auroras boreales han teñido la noche de este domingo parte de los cielos de Italia, Eslovaquia, Irlanda o Polonia, latitudes en las que resulta insólito observar el fenómeno de las luces del norte, típico de países árticos como Suecia o Finlandia.
Algunos aficionados no han dudado en calificar lo que ha ocurrido como "noche loca de auroras"
En la noche de este domingo, esos episodios provocados por tormentas solares se han dejado observar a simple vista gracias a unas condiciones meteorológicas excepcionales, con cielos despejados.
Las auroras boreales se forman porque el Sol emite partículas cargadas, denominadas viento solar, que chocan contra la atmósfera de la Tierra de forma que se libera energía en forma de luz. Esas partículas tardan entre un día y medio y dos días en recorrer los 150 millones de kilómetros que separan el Sol hasta la Tierra.
Las tormentas solares o geomagnéticas son fenómenos tan peculiares como asombrosos. Estos episodios, posteriores a la aparición de manchas solares, se originan por una mayor emisión de viento solar o por las eyecciones de 'masa coronal', nubes de plasma solar causadas por las llamaradas más grandes que despide el astro.
Aunque las llamaradas solares pueden ocurrir varias veces a lo largo de un mismo día, sus efectos apenas se notan en nuestro planeta. No obstante, si estas expulsiones gigantes del Sol son lo suficiente intensas, pueden producir alteraciones en la magnetosfera de la Tierra, lo cual puede dar lugar a interferencias en la comunicación mediante ondas de radio, sistemas de GPS y otros equipos.
La energía desprendida por el Sol durante las tormentas geomagnéticas es equiparable a la de millones de bombas de hidrógeno explotando al mismo tiempo. Sin embargo, lejos de la creencia popular que existe alrededor de estos fenómenos, no son una amenaza para la vida en la Tierra.
Otra cosa es que no puedan tener graves consecuencias en otros aspectos de nuestra vida cotidiana, puesto que son capaces de interferir en el funcionamiento habitual de la tecnología que se usa en el día a día de nuestro planeta. Cuando las tormentas solares llegan con la suficiente fuerza, pueden provocar interferencias en las radiocomunicaciones de onda corta y en los sistemas de GPS.
Cabe desatacar que los efectos son distintos en el espacio, donde estos fenómenos, catalogados como los más violentos del Sistema Solar, pueden dañar la salud de los astronautas y estropear la electrónica de satélites y otros aparatos en órbita.