Opinión

Alfredo Pérez Rubalcaba, In memorian

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 El político incombustible. Como químico de profesión, aprendió a protegerse en un crisol político capaz de absorber cualquier problemática. Destacó en la política en una época de grandes políticos.

Respetado y ligeramente temido. Por ello, con muchas luces y alguna sombra en su eterno compromiso con el poder. En la analogía política es difícil encontrar para compararle con otros políticos de su etapa; buen orador, astuto, inteligente y lo más importante: leal a la Constitución y a su partido.

En su sutil inteligencia, sabía y dijo que "en España se entierra muy bien". Él va a tener el homenaje merecido que nunca se le organizaria en vida. Ha sido un símbolo.

Sus razonamientos fáciles de transmitir; explicaba lo conocido convenciendote aunque siempre sacabas la conclusion de que sabía algo más. Te inducia a la duda, a la sospecha.

Aunque no quería ser protagonista, su vocación pública le obligó a estar ahí, ocupando todos los cargos posibles en el gobierno y en su partido:

  • Vicepresidente del gobierno
  • Ministro de Cultura
  • Ministro del Interior
  • Portavoz
  • Secretario General del PSOE

Ahora en este su último gesto de participación "será el muerto en el entierro". Auto-exiliado de la política, pero sin irse, su dimisión no le apartó de su vigilancia de todo lo que acontecía en estos nuevos tiempos políticos.

Uno de los últimos de la generación del Colegio del Pilar, un "pilarista rojo. Alfredo nunca se pudo imaginar su aprecio total en el mundo de la política.  "En muerte y en boda, verás quien te honra".

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