Opinión

Recorrer 'la luz' del Patrimonio de la Humanidad, Madrid

El Paseo del Prado y el Retiro de Madrid Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO-Unesco en sesión de julio del 2021. 

Los tres viajeros arribaron a la capital de las Españas por la puerta de Atocha, ahora en lenguaje, desde hace casi treinta movimientos del sol anuales con trenes de rapidez inusitada. Han ido pasando los lustros de años, y, uno se ha ido haciendo-deshaciendo en adulto, ya en la tercera edad. Volvemos esta vez a los madriles, por celebración, de aprobación de Oposición del descendiente más último. 

Recorremos las salas del gran Museo del Prado. Una entidad que has recorrido desde la infancia-adolescencia, recorriendo el camino del ser-estar, dónde se hunden las raíces de tantas realidades simbólica, los grandes de estos lares, para mi corazón son Altamira, Beatos-Capilla Románica de León, El Greco, Velázquez, Goya, Picasso. Estos son los más grandes de este lagar-lugar-terruño de las Españas, ahora con dolores de artritis, siempre buscando su lugar, durante siglos, en la dialéctica de los reinos de tres civilizaciones, y, ahora, como siempre se ha abierto el pastel… 

En la salida, el edificio, que hace décadas compré algunos sellos de las postas normales, ahora edificio institucional y salas de Arte,recorrimos algunas cristalizaciones de lo que hoy denominamos arte, cómic, arte plástico. En definitiva, estructuras del inconsciente y consciente, realizadas, por seres bípedos racionales-irracionales que desearían ser los Velázquez de hoy. Yo, también lo ansié-deseé, explico mi falta de modestia y de sentido común. 

En la Fundación Mapfrerecorriendo el inconsciente de Miró, y, las fotografías de alguno de los clásicos. Siempre en ese ser-estar de la búsqueda de lo real con el arte. Da lo mismo imagen de luz por los recorridos de la llamada fotografía o del pigmento unido con algún tipo de aceite-óleo. Con el ansia de las Artes intentamos rebuscar un camino que nos lleva-viend-deviene a y desde Chauvet. Porque algo tenemos en la imagen profunda de nosotros mismos… 

Recorremos la pequeña distancia y, en bulevar del Café Gijónmítico lugar de encuentro de los intelectuales y preintelectuales y postinelectuales de aquella incivil-cruenta-trágica contienda, que todavía pagamos dividendos-plusvalías, que la historia llevó a este trozo de tierra-terruño, dolores-hambres-sufrimientos que yo, en mi ingenuidad eterna, pensaba que estaban reconciliados, y ahora, en estos últimos retorcimientos del planeta alrededor del sol, me he dado cuenta, que no se han pactado-olvidado-descansado-perdonado, los nietos y biznietos y nietas y biznietas todavía están con las guerras de loa abuelos y bisabuelos. Ese huracán-seísmo-volcán que mató la ingenuidad-esperanza, debido al hambre de unos y la temor-miedo se convirtió en una sinfonía de la pena, pena que permanece en los corazones. Pena que deseamos no vuelva a tocar sus acordes. 

En este café, siempre recordando el título del gran Umbral escritor, ahora en el purgatorio de las Letras, La noche que llegué al café Gijón, cuántos habrán arribado durante décadas en este pequeño salón, cuántas voces de esperanza de ser un gran escritor o mediano escritor, un gran pintor o mediano pintor, un gran periodista o mediano periodista. Cuántos se habrán sentado, con apenas para poder pagar el café, esperanzados y desesperanzados esperando durante décadas algo de la gloria de las estrellas de la cultura, esos son jinetes anónimos que han recorrido el siglo veinte… ¡Siempre recuerdo a un escritor que decían que escribió docenas de miles de páginas de un diario, y dónde estará el diario, dónde el escritor, ya, supongo entre la sal de la tierra…! ¡Aquí, mi homenaje a éste y a todos, de la decena de grandes tertulias del gran pequeño poblachón manchego, Madrid…! 

Recorrimos los cien metros escasos, y nos bañamos en la mar eterna de la BNElugar con miles de millones de palabras inscritas en realidades de pulpa, pulpa formando palabras, formando frases, formando ideas. Recorrimos dos exposiciones, una sobremanuscritos iluminados del Norte, es decir, del Norte de Europa, no recuerdo a un día vistas, del titulo exactamente, algo a lo similar lo que realizo o construyo yo, con técnicas actuales, libros de artista-libros iluminados del hoy, que a casi nadie interesan. Y, Emilia Pardo Bazán, con sus misterios-enigmas, como toda mujer-hombre, como toda escritora-escritor... 

Al salir hacia arriba, Castellana en ristre, Serrano elevándose a buscar y degustar un helado, en lo alto de un edificio, con fotos de las panorámicas. Calor que atraviesa el alma. Los años, los años pesan, jadeando el sudor, y, a medio respirar, por los años, la tensión interna de la sangre, también un lastre de esta epidemia mundial. Al salir, bajando hacia otra vez, hacia los pasos recorridos. El calor como flechas surgen de dentro hacia fuera, desde también la superficie de las calles, de estos recorridos del Patrimonio de la Humanidad, hacia dentro del corazón-alma. Recuerdo cuándo en cada plaza de Madrid, existía una fuente de agua, y, te podías refrescar. Entre tantas medidas sociales, porqué no vuelven a repetir ésta, aunque sea agua no potable… 

Llegamos al Thyssen Museum, uno de los tres viajeros, ya enormemente cansado, no atravesó el vientre de sus cuadros, se quedó en la entrada-bar, bebiendo agua y agua y agua. ¡Qué cansado estaría, que ya no era capaz de recorrer los suelos con sus pies, las paredes rellenas de colores-formas-ideas con sus ojos, qué cansado! Un preaviso de lo real, lo biológico está cayendo en la decadencia, quizás sea el eterno recorrer de la historia humana. Nos vamos dejando unos a otros, el clarinete, cada uno toca su melodía durante un tiempo. Es una prueba fehaciente del recorrido del mundo, de nuestra especie. Ahora que estamos asomándonos al misterio del Universo. 

De bajada hacia abajo, atravesamos el Caixaforum, su pared de vergel como si fuese una microselva vertical. Uno de los viajeros ascendió al cuarto piso con celosías hacia el exterior, y, volvió al agua. Los otros dos viajeros recorrieron dos o tres espacios de imágenes y de ideas. 

En el descendimiento, en uno de los ilimitados eslóganes del hoy, dónde se degustan hamburguesas, es decir, entre dos trozos de pan, un espacio redondeado de carne, con multitud posible de salsas de colores o condimentos a elección de la boca-corazón que atraviese esos trozos de energía en forma de alimentos. 

Terminamos entrando por la Puerta de Atocha de velocidad con ruedas de hierro, entre dos ilimitados canales de hierro en el suelo. Cansados, esperando, con cientos de personas esperando los mamuts de ruedas y materiales modernos, antes de ferro-hierro, la inmensa mayoría buscando el calor del agua a varios cientos de miles de metros de la capital de la corte y del palacio, del eterno Madrid, que ahora está luchando para intentar que la Península Ibérica no vuelva a la edad media, con varios reinos en su terruño. Paz y bien. 

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