Opinión

Madrid, el poblachón manchego

Termino que se le atribuye a Azorín, pero ahora, ya no sería poblachón, sería megalópolis o megaurbe. A Madrid se le ha llamado de todos los nombres y adjetivos… 

Capital del Reino, capital de las Españas, Playa de todas las olas, capital de la corte… Miles, cientos de miles, millones de personas han nacido en ella, pero la misma cantidad, si no más, han ido a parar con sus huesos a ella, unos, para definitivamente, terminar en el cementerio de la Almudena o algunos de los similares, otros, de paso hacia otro lugar, otro espacio, otra forma de entender el mundo, dentro de la Península, dentro de Europa, dentro de Eurasia, dentro de América…  

Umbral, publicó un artículo, titulado El Poblachón Manchego, en El Mundo, el 17 de julio del 2007. Si recordamos, unas semanas antes de su sepelio, que esperemos/esperamos haya encontrado la paz eterna, que tanto necesitaba. Aquí, reitero mi homenaje al escritor Umbral, al niño que fue Umbral.  

Muchos han llegado a sus estaciones de tren o de autobús o andando o en sus vehículos, esperando un mundo mejor para sus corazones y sus carnes y sus almas, todos, esperando triunfar, en mayor o menor grado, muchos del ramo de la cultura, porque siempre se decía, o se triunfa en Madrid, se pone la pica cultural en Madrid, o, nunca conseguirás nada o casi nada, porque aunque la batalla cultural la ganes en provincias, en provincias será el sepelio. 

Siempre he pensado, el versículo o refrán bíblico, muchos los llamados, pocos los escogidos, por Madrid y las grandes capitales de Europa, porque supongo, en mayor o menor grado, han pasado muchos ojos, esperando el triunfo cultural, además de vital y existencial, habrán pernoctado muchos corazones, y, la mayoría se habrán tenido que conformar con comer y descansar dignamente en una vivienda y, en un trabajo, cercano a la cultura, o lejano. Cuántos habrán ido a los distintos cafés culturales o literarios, que desde el XIX sembraron sus calles. Y, cuántos, habrán abandonado, y, alguno, quizás, haya terminado, por malas costumbres y mal azar y mala fortuna, en alguna esquina, al lado de una iglesia… 

Para unos, como siempre, según le vaya la fiesta, así hablarán y se hablarán a sí mismos. Percibimos desde la lejanía y la cercanía, los que en un oficio o en otro, han triunfado, se cuenta, que en famoso Café Gijón, existían tardes que era casi imposible pasar, de las personas que en ellas se encontraban, de todos los oficios y pareceres e ideologías. Supongo que también, estarían dentro de ellas, de vez, en cuando, los sistemas de vigilancia con chaqueta cultural. 

Todos y todas las que se han dedicado al asunto de la creación cultural, en los terrenos de las humanidades (artes, literatura, cine, y, semejantes ramas del árbol…), todos habrán soñado con Madrid, el Madrid de los que triunfan. A semejanza que los que sueñan con la creatividad tecnológica o científica, soñarán con grandes universidades de este terruño y de Europa. 

Ahora, diríamos, que ya la generación, denominada del cincuenta, la de después de aquella guerra que llenó de sangre todos los viñedos y olivares de esta Piel de Toro. Decía, que ahora, ya toda esa generación va angostándose y agostándose, van quedando, “donde van la mayoría”, como dirían los clásicos. Pues ahora, percibimos, que muchos de ellos pasaron por ese poblachón manchego, muchos se quedaron, muchos triunfaron. Pero me temo, que todos los que no lo hicieron, pocos se acuerdan de ellos, o como en las películas han quedado con papeles de segunda o tercera o cuarta o quinta… 

En el poblachón manchego, recuerdo que con cuarenta años y más, en una Universidad, ante un examen, uno de los examinandos, comentó a otro, refiriéndose a mí, que yo era manchego. Debo indicar, que quizás, por nacer-vivir-existir en un pueblo de dicha región, de cierta demografía, nunca me había sentido manchego, y, digo con cuatro décadas o más de vivir-existir, me podría haber sentido, de Castilla y de España y de Europa, pero debo indicar, que raramente manchego. Quizás, porque nací y existí toda mi primera etapa, y siempre percibí, un pueblo donde llegaron en oleadas miles y miles de personas migrantes de toda la Mancha y de fuera de ella… 

Ahora, desde hace unos años, debo indicar, que redacto textos y columnas, de alguna manera, ya que tenemos esta organización de la sociedad y del Estado, nosotros, los manchegos también, también tenemos derechos a tener un hueco/lugar7estancia bajo el sol. Tenemos derecho a igualdad, a semejanza a cualquier otro ciudadano de este Estado, de esta Europa. Y, ahora, no hago nada más que incentivar, sugerencias e ideas, para que todos amemos y queramos y estimemos y valoremos más, nuestro lagar y hogar y lugar y… la Mancha. 

Si observamos el mapa de la Mancha, actual, y observamos Madrid, parece que le falta un trozo. Por la actual organización Constitucional de la Democracia, Madrid quedó desgajado. El sueño dicho entre sueños, aquí por estas tierras, es que Madrid, no solo es un poblachón manchego ya megalópolis o megaurbe, sino que es también la Mancha, a semejanza, que grandes urbes alemanas, pertenecen/son a Baviera o a otras regiones… 

No sé, lo que sucederá, porque las olas de estas tierras y estas mentes, y estas conciencias, están muy removidas. No sabemos lo que sucederá, esta es la realidad, a niveles sociales, políticos, económicos, culturales, religiosos, etc. Pero, lo que es claro, que muchos, que existen en estas tierras, sienten y piensan, que Madrid, todo Madrid, toda la provincia, es también de la Mancha, es también, Castilla, y Castilla, toda es Castilla… Y, Castilla está en España, y España en el sueño de los Estados Unidos de Europa… Sueño dentro de sueños, resueños dentro de resueños, eso es lo que somos y lo que sentimos y lo que hacemos. Pero sueños buenos y altos, mezcla de Sanchos y Quijotes con arados como murales de escudos y espadas y molinos y ventas… 

No debemos olvidar, que la herencia histórica es esencial, no debemos olvidar, que es mejor tener dos manos con diez dedos, que no dos manos con siete dedos… Pienso, que esta realidad entitativa, nadie puede negar su logicidad y su razonabilidad y su racionalidad, porque siempre el todo es mayor que la parte, muchas partes forman un todo mayor… 

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