Opinión

Larra y la Nochebuena de 1836

Mariano José de Larra, novelista y autor teatral
photo_camera Mariano José de Larra, novelista y autor teatral
Toda vida es un tapiz entre acontecimientos personales íntimos, mezclados con hechos familiares, sociales, culturales, religiosos, espirituales, económicos, políticos… 

Si alguien, desde las ciencias sociales encontrase sintetizar y reducir todos los acontecimientos humanos, los que estudian las Humanidades, a variables, a ecuaciones, a valores más pequeños y limitados, habríamos avanzado enormemente. Porque podríamos sintetizarlos y, ya con esas síntesis abordarlos. Me temo que esta realidad, no sé, primero si será posible, segundo, no sé, si de serlo, se tardaría muchas décadas todavía o generaciones… Cuatro variables interrelacionadas de la física teórica, por ejemplo: fuerza es igual a masa por aceleración, nos explican multitud realidades del mundo. Mi sueño que no voy a ver, es si en las humanidades (filosofía, arte, estética, teologías, ciencias sociales, cultura), si a imitación de la física podríamos hacer algo semejante aunque no fuese perfecto. 

Larra, que los seísmos y volcanes exteriores a él, la guerra carlista, y los seísmos y volcanes interiores, sus amores y desamores, le llevaron al autosuicidio, antes de tiempo. Que nos escribió dos centenares y pico de artículos periodísticos, que son micropiezas de teatro y micropiezas de relatos y macropiezas de columnas periodísticas. Larra que de haber vivido y existido, seis o siete décadas, podría habernos creado-criado-inventado-ficcionado, quién sabe, si siete u ocho o diez centenas de artículos periodísticos, y, habría hecho progresar este país, conceptualmente, quién sabe si una generación. Porque las ideas mueven el mundo, no solo las mercancías, no solo la política, no solo los hombres y mujeres, sino los hombres con mercancía, políticas, e ideas y, con lo trascendentales y la Trascendencia… 

Larra publicó el 26 de diciembre de 1836, en el Redactor General, nº 42, un artículo titulado: La Nochebuena de 1836. Yo y mi criado. Delirio filosófico, en el que nos cuenta en el gran teatro y realidad de la nochebuena y Nochebuena, de la mezcla del ocio y el trabajo y el descanso, de lo secular y lo religioso, del ajetreo y, diríamos, añadiríamos del silencio, de la paz interior en busca de la paz exterior, la paz exterior en busca de la paz interior –de la paz y la pax y la Paz: la paz interior, la paz sociopolítica, la Paz con el Alma y el Buen Dios-. El eterno problema de lo humano, de la humanidad, cambian las culturas y las filosofías y los imperios y las religiones, pero ese meollo esencial de dentro continúa. 

Además en ese horizonte de la guerra carlista, entre los conservadores y los liberales. Larra del segundo grupo. A estas alturas ya conscientes que el movimiento conservador en este suelo patrio y terruño lleno de aceites y vinos y trigos y sabores y dolores y algunas alegrías. Esa violencia colectiva, por no entenderse y no comprenderse entre los que han ido habitando en este jaguar de la Península. Por tanto, en esos dos marcos se le añade su situación personal e individual, de sus amores y desamores, de su “desequilibrio interior e interno”, que terminó en la realidad trágica de su automuerte. 

Se le abre un cuarto la conversación entre su criado y el mismo Larra. Indicar que el criado-pueblo, no parte/defiende la nobleza, no parte del sistema ideológico conservador, tampoco del liberal, posiblemente, sin estudios o analfabeto en su mayoría, pero con un ojo demasiado observador de la realidad humana, de lo social, de los estratos sociales, aquello de la dialéctica del amo y del esclavo que ya Hegel había planteado, hace unas décadas. El criado observador de la realidad, como en las fiestas saturnales romanas, que por un día, los esclavos podrían decir y expresar lo que quisieran, y, que los carnavales es la copia moderna… 

Se repite muchas veces, el ser humano, con la metáfora y símbolo de la muñeca rusa, una realidad dentro de otra. Personalmente, también la he empleado como simplificación. Yo, pienso más bien en la teoría de los conjuntos de Cantor, varias realidades, varios conjuntos de realidades, cada una, con distintas variables, que se interrelacionan, algún conjunto puede que esté dentro del otro, pero la mayoría se cortan, teniendo algunos elementos en común y otros independientes, o, unas variables o elementos de un conjunto se interseccionan con otro conjunto, y, otros con otros… Y, se forman relaciones entre los elementos de cada conjunto con otros… 

Pienso que este explica más la realidad humana, y, no sé, si en algunos casos la naturaleza también… Pienso que este esquema de explicación es más real, más verdadero y más justo, y, por tanto, más equilibrado y más profundo y más esencial. Y, si pensásemos de esta manera como arquetipo mental, nos sería más fácil entender y comprender muchos fenómenos sociales en sí, y, fenómenos sociales que nos afectan a las personas, y, cómo las personas afectan a los fenómenos sociales… 

Si nos fijamos bien, en esta pieza articulística de Larra, nos sintetiza, lo que va a ser España, y cada españolito lo de Machado, aquello “de españolito que naces, una de las dos Españas te destrozará el corazón…”. Por un lado la vida personal e íntima de cada uno, con los amores y desamores, por otro lado, se refleja la vida familiar de cada uno, tercero, el marco de las fiestas sociales y culturales, en este caso, las Navidades, pero aplicable a cualquier otra. Cuarto, el marco social y político, de las guerras carlistas, la primera en aquella época, y, quinto, la dialéctica entre clases sociales, el criado y el amo-patrón-noble-señorito-terrateniente, ahora serían las dialécticas entre estratos sociales… 

Al final, el desenlace final, que se desarrollará en unos meses posteriores…  ¡Larra con la medicina y la psicología y psiquiatría de hoy, a nivel de organización de salud pública, y, con los conocimientos de hoy, posiblemente, habría soportado con ingresos en el sistema de salud, habría soportado varias décadas de vida y de existencia, y, nos habría regalado y donado, cientos de artículos más, y, pienso y opino, que España habría tenido de si misma otra concepción, quién sabe, si en vez de tres o cuatro guerras carlistas, solo hubiésemos padecido solo dos…! 

¡Esta es la misma pregunta que siempre me hago con Unamuno y Ortega, si se hubiesen dedicado menos a la política activa, y más al estudio y análisis y escritura y conferencias de los temas sociopolíticos y filosóficos, ¿no habrían hecho andar este país, mucho más deprisa?, quién sabe, si nos hubiésemos evitado la guerra civil, o, quién sabe, si una postguerra tan difícil, porque los hispánicos habríamos tenido herramientas intelectuales, que nos habrían abierto más los ojos, habríamos analizado mejor, los sistemas ideológicos políticos, no habrían sido tan controvertido y polémicos y dialécticos…! 

¡¿En España siempre nos han faltado teóricos y teorías y conceptos y argumentos, y, nos han sobrado voces y gritos y rosarios de la aurora, si Larra hubiese vivido seis o siete décadas… si Unamuno y Ortega hubiesen pensado y escrito y argumentado más, y hubiesen tenido menos vida política, si Larra hubiese escrito más artículos… qué hubiese pasado…!? (Pregunta y preguntas que nadie puede contestar…). 

¿Si los cientos de catedráticos de hoy, en activo y jubilados, de docenas de especialidades, nos hablasen más a los españoles, no solo en libros, sino en artículos periodísticos, cuánto nos enseñarían, cuánto podrían evitar… y, no como hasta ahora, salvo excepciones, solo callan y se silencian y duermen…? ¡Paz y bien y pax y pan…! 

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