Opinión

La paradoja de Epicuro y el dilema de Job, III

En síntesis la paradoja de Epicuro plantea, si existe un Dios que es omnipotente, omnisciente y omnibondadoso, es decir, un Ser Supremo que puede todo, sabe todo, conoce todo, es infinitamente sabio y poderoso y bueno, como es que tolera la enorme cantidad de mal existente en el mundo. 

- Entre multitud de temas, se plantea que un ser Omnisciente-Omnipotente-Omnibondadoso podría haber prevista determinados males, y por tanto, haberlos evitado, por lo cual, seguiría existiendo el Ser Superior, y podrirá haber dejado el libre albedrío-libertad humana, o incluso, libertad del cosmos-naturaleza, en el grado de indeterminación o libertad que tengan. 

Pero aquí, se presente, nosotros percibimos el mal y males que existen en el mundo, pero no somos conscientes, de “todo el mal posible o potencial que podría existir, y que no existe, y que no tenemos imaginación para imaginarlo o simbolizarlo”, igual que puede que existan “formas de vida en el universo, pero que no podemos imaginar, ni siquiera las propiedades que puedan tener”… 

- En cuanto la prevención del mal y la maldad y de los males, Dios ha previsto prevenirla, no solo con su Providencia o cuidado, por decirlo de alguna manera, de la naturaleza y del ser humano, sino “por la ley natural que rige la Naturaleza”, la “ley natural moral del ser humano”, por “la moralidad incardinada en el corazón-esencialidad humana”, por “la revelación de Dios a los seres humanos, de tipo sobrenatural”.

Es decir, ha previsto una serie de modos-medios-fuentes-raíces-causas que hace que el ser humano sea capaz de entender-comprender por naturaleza y por sobrenaturalaza, por moralidad y espiritualidad, lo que es el bien y el no-bien. Es, como seguir las señales-signos en una carretera. Cierto es que tiene la libertad de seguirlo o no seguirlo, pero no puede indicar el ser humano, que no tiene instrumentos para no distinguir entre el bien y el mal. Sin por ello negar la libertad humana-razón-inteligencia-voluntad. 

Que la Naturaleza realice o en ella se realicen actos que perjudica al ser humano, es una verdad relativa, es cierto si te cae un meteorito puede terminar con la especie humana, pero también es cierto, que todos los males naturales o de la naturaleza, al menos del mundo físico y biológico, puede tener “una extensión o explicación más amplia”.

Dicho de otro modo, vivimos y existimos en y desde la Naturaleza, somos naturaleza física-biológica-psicológica-espiritual. Es decir, estamos incardinados en una Naturaleza siendo naturaleza. Y, en general, esa Naturaleza nos cubre, aunque existan realidades naturales, que nos perjudiquen, son más las que nos favorecen, pero es más, sin esas realidades naturales, que nos pueden perjudicar, sin ellas, no podríamos existir. Si no hubiese habido lluvia de meteoritos nuestro planeta no existiría, y por tanto, nada de lo que existe en él. Y, de semejanza de argumentos con el resto de los “denominados males de la Naturaleza al ser humano”. 

La utilización de los “accidentes naturales o de las leyes naturales”, que crean desastres contra el ser humano, es una evidencia del mal, y, por tanto, una prueba, de la demostración de la paradoja de Epicuro, en definitiva, que disminuyen la probabilidad de la existencia de Dios, es, con todo respeto, a mi modo de ver, una “limitación de la mente humana”.

Por un lado, sin terremotos, como realidades naturales posiblemente no habrían surgido las especies vivas, no tendríamos esa mezcla de naturaleza y biología que constituye el planeta, y dentro de esa realidad, el surgimiento de la especie humana, en tanto y en cuanto, al modo natural, sin entrar aquí en la cuestión en el surgimiento de la “especie humana” por modos-medios sobrenaturales… 

Por otro lado, el ser humano tiene inteligencia suficiente, por lo cual, tiene el deber de aprender y aprehender de la Naturaleza, o dicho de otro modo, “el ser humano tiene la capacidad real y potencial de resolver algunos accidentes o males de la naturaleza”, es decir, no podrá evitar un terremoto, no podrá evitar totalmente, un meteorito, etc., pero si puede conocerlos y conocer sus leyes, y por tanto, evitar en parte sus consecuencias negativas. 

Por lo cual, “si la racionalidad humana y de los recursos humanos fuese más eficiente”, y, en un mundo humano más moral y más ético, por no decir, más espiritual, en sentido ortodoxo y estricto, el ser humano podría haber descubierto más las leyes de la Naturaleza. O dicho, de otro modo, la “inmoralidad” retrasa el progreso humano, no solo en lo moral, sino también en el conocimiento de la realidad. Por tanto, nosotros no causamos las realidades naturales, pero si podemos entenderlas, y a mayor comprensión, podemos dirigirlas de forma más correcta para el bien nuestro, de la humanidad. 

Es decir, no somos la causa de los meteoritos, pero quizás, nuestros grados de inmoralidad, hacen que no tengamos suficientes conocimientos de dichas realidades, quizás, no utilizando de forma correcta los recursos humanos, la inteligencia humana, por todas las cortapisas no racionales y no morales que utilizamos. Quizás, quién sabe, cuántas personas han surgido a lo largo de este siglo, que nos darían soluciones a esos problemas, y la inmoralidad humana y la irracionalidad humana, no ha permitido que personas que podrían haber descubierto soluciones a multitud de realidades naturales, que no nos son buenas, quedan, quedan relegadas al ostracismo, silencio, anonimato.

Es decir, que no tengamos un uso racional y eficiente de los recursos humanos, o al menos más racional, es la fuente de muchos males que se podrían evitar y no lo hacen. No puede un individuo no utilizar sus piernas, y después echarle la culpa a su padre, que no puede caminar. No utilizamos de forma racional y eficiente y moral todas las enormes fuerzas que disponemos, potencialidades y capacidades de cada ser humano y de la especie, y después, los males que nos vienen, le echamos la culpa a la Naturaleza, a la Sociedad, a Dios, a… 

Por tanto, nosotros que tenemos la capacidad de resolver problemas, también de la Naturaleza, o realidades de la Naturaleza, que pueden ser negativas para nosotros, quizás, no tenemos sistemas racionales para resolverlos, porque no utilizamos de forma correcta los recursos humanos. Por tanto, echamos la culpa a un Ser Supremo, cuándo somos nosotros, por nuestras deficiencias y limitaciones e intereses, etc. 

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