Opinión

¡Habla de Política y política…!

Imagen: Rodrigo Avilés | El Definido
photo_camera Imagen: Rodrigo Avilés | El Definido

Me dicen habla de política/Política que todavía estás a tiempo, todavía podrías tener un lugar en el articulismo de nuestra sociedad y país. Tienes capacidad, sabes lo suficiente.

Estoy ante las tentaciones del Nazareno en el desierto, o, al menos alguna de ellas, aquella de “todo el poder del mundo te lo daré, si te arrodillas ante mí”. Una variedad. Es triste, que incluso seamos ateos o agnósticos o creyentes en otra religión no cristiana, no aprovechemos y nos inspiremos en frases e ideas de la Biblia, para entender y comprender el presente. Pienso que esto solo sucede en Europa, no en el marco de otras culturas: budistas, vedistas, confucianas, islámicas, míticas totémicos o politeístas…

Has acumulado muchas décadas de reflexión sobre muchos saberes, y, muchos lustros de experiencia y vivencias de muchas clases, también de la rex publica, de la cosa pública, de la república y de sus poderes y del P(p)oder –entendiendo el concepto de república en sentido antiguo, no opuesto a monarquía, lo digo por si usted no lo sabe-. Aquella frase que se hizo celebre “en nuestra república actual”, dicha en el siglo dieciséis con Carlos V o Felipe II.

¡Y, yo mismo, elaboro la tentación, caigo en la tentación, y, me digo a mi mismo, empiezo a elaborar un artículo de cada tres o cuatro que sea de política, sociopolítica, economía política o no…! ¡Podría, como me indican, tener una posibilidad real y racional y prudente y mesurada que algún medio de nivel nacional, se fije en mi escritura, y quisiera que materializase mis palabras en su teestuz-cabecera, o en una agencia de noticias que también publique artículos, o en un conjunto de medios regionales…!

¡No es acaso lo que deseas, de alguna manera, estás apostando, ya diríamos la última carta, la última vocación intentar que tu periodismo columnístico literario, tenga un lugar, al final, arrastras décadas como el caracol de tanta observación, pensamiento, escritura, análisis…!

¡Y, tú mismo, empiezas a poner condiciones, nunca atacarás con saña y acidez y virulencia a ninguna persona, entidad política o ideológica, a ningún colectivo… lo mismo que haces hasta ahora, pero aplicado a todos los entes del poder, a todos los estratos sociales y culturales e ideológicos y políticos y económicos y…!

¡Dirás, al analizar alguna realidad, no solo lo negativo, sino también lo positivo, o de una entidad equis, medida o norma, expresarás lo negativo, con mansedumbre, misericordia, piedad, pensando que no tienen mala voluntad, sino que quizás, no se hayan dado cuenta, pero al día siguiente, en otra crónica, expresarás algo positivo…! ¡Con lo cual no gustarás, ni gustarán tus palabras ni a unos, ni a otros, ya que en esta sociedad, o eres de los míos, o eres de contra de los míos, o estás en contra de mí, aunque no hayas indicado jamás una palabra en contra…!

Pero has indicado que el conocimiento y el saber de la realidad política, por parte del pueblo, es limitada. Diríamos que no llega al cincuenta por ciento. Los teléfonos y las llamadas, los dossiers secretos y discretos. Las informaciones de perspectivas de lo que se intuye vaya a suceder dentro de diez o veinte años. Y, mil otras razones, eso apenas nadie lo sabe.

Existen círculos de conocimientos, que se van restringiendo. El pueblo, al final, un articulista, es una persona del pueblo, solo sabe o sabemos, no más del cincuenta por ciento de la realidad. Si llevas muchas décadas en esto, y, estas en alguno de los centros del poder político, quizás, llegues al sesenta por ciento… Ni siquiera los parlamentarios conocen todas las intenciones del juego que están realizando, de la ecuación que llevan entre manos, de la carrera de cuatrocientos metros que están corriendo…

Llevas cinco décadas y más, dándole a las palabras, frases, ideas, escritura, y, todo lo demás que viene acompañando. Llevas tantos lustros, y, solo has acumulado silencios y resilencios, negativas y renegativas, fracasos y refracasos. Y, vuelve la tentación, podría quizás abrirse una puerta-ventana-ventanuco-chimenea en el cual, introdujeras tu patita de lobo o de cordero o de colibrí, y, quizás tener un pequeño lugar.

Al final, no harías nada distinto a lo que miles de columnistas hacen todos los días, hablar de la política de su región o de la nación o provincia o localidad o comarca. No serías peor que ellos, ni mejor que ellos, serías uno más.

La tentación, semejante o analógica o parecida o similar a la del Nazareno, que eso son las tentaciones, tentar hacia un supuesto bien pero que es un mal. No harías, vuelve la tentación, nada malo, nada que miles hacen hoy, esta semana, compartiendo y comentando cosas de la realidad sociopolítica.

Además tendrías multitud de temas, porque lo político y aledaños, permite un teatro enorme de actores, ideas, leyes, proyectos, rostros, etc. ¡Y, la tentación continúa…! ¡Y, eso es lo que han hecho, en mayor o menor medida, todos los articulistas de esta sociedad, desde hace tres siglos…! ¡Hasta los viñetistas, que son otros opinadotes y opinantes de los periódicos…!

Pero te dices, admitirás la voluntad del bien y de la bondad y de la verdad y de la veracidad. Asumirás el fracaso, solo unas decenas de visitas a tus artículos. Casi nadie los valora, pero nadie los critica. Cosa que no es pequeña. Y, tratarás de mil temas, que forman la esencia de la realidad y realidades humanas. No son política en sentido estricto, pero si son política en sentido amplio, porque hablamos de la polis-ciudad, hablamos de la polis del corazón humano. Existe algo que sea más político que el corazón humano.

Por tanto, hablo y escribo y razono todos los días de política, pero la política de la intimidad humana, sin intentar herir a nadie. ¡Espero las llamadas de los medios nacionales, porque también necesitan esta clase de política…!

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