Opinión

La dieta como prevención de la artritis reumatoide

La artritis reumatoide es una enfermedad sistémica crónica, con gran impacto en la vida social, emocional y física de los pacientes. Desde hace décadas, se han utilizado distintas dietas para tratar de mejorar los síntomas de las personas que la padecen.

En este artículo se revisan los posibles beneficios de la terapia dietética en la artritis reumatoide. Los objetivos nutricionales en esta patología son frenar la pérdida de masa ósea, favorecer la recuperación de fracturas óseas y mejorar los trastornos inflamatorios asociadas al hueso y a las articulaciones.

En general, se recomiendan dietas bajas en grasas saturadas, ricas en grasas polinsaturadas y establecer un ratio optimo entre el omega 3 / omega 6, tener mucho cuidado con los hidratos de carbono elegidos, tratar de evitar todo lo posible los HC simples y optar por los complejos que además añaden una buena ración de fibra.

Introducción

Como hemos mencionado anteriormente es una enfermedad sistémica crónica, cuya prevalencia varía poco entre países y afecta al 0,3 - 1,2% de la población general, con mayor prevalencia en mujeres que hombres. En España, se estima que la prevalencia podría oscilar entre el 0,3 y el 1,6%.

Por una parte, dicha enfermedad tiene un gran impacto en la vida social, emocional y física de los pacientes, afectando considerablemente a su percepción del dolor, fatiga y calidad de vida. Diversos estudios ponen de manifiesto que un ambiente optimista y de apoyo familiar es determinante en el estado de ánimo de los pacientes con AR y establecen una posible relación entre la depresión y los problemas en el ámbito social de esta población.

En este sentido, la evaluación precoz de dicho impacto mediante cuestionarios puede resultar en un aumento de la calidad de vida de los pacientes. Por otra parte, el impacto económico directo (costes derivados del tratamiento de la enfermedad) e indirecto (costes derivados, por ejemplo, en la pérdida de productividad) de la artritis reumatoide sobre el sistema sanitario y sobre la sociedad, es considerablemente alto.

Los costes directos atribuidos a la artritis reumatoide se han estimado en 14 billones de euros al año en Europa, además del gasto por pérdida de productividad que contribuye a incrementar significantemente los costes sociales. Por ello, las estrategias encaminadas a la prevención de la enfermedad, así como a la mejora del cuadro clínico y de la calidad de vida de los pacientes, sin gasto médico adicional, como por ejemplo la dieto-terapia, deberían considerarse como una prioridad y no solo como una opción tardía.

Los objetivos primordiales en la patología articular son: frenar la pérdida de masa ósea, favorecer la recuperación de fracturas óseas y mejorar los trastornos inflamatorios asociadas al hueso y a las articulaciones. En este sentido, la alimentación, el estilo de vida y el estado nutricional, son los factores modificables más importantes en el crecimiento y el mantenimiento de la masa ósea.

Aproximadamente el 80 – 90% del contenido del hueso se compone de calcio y fósforo, aunque también las proteínas, magnesio, zinc, flúor, hierro y vitaminas C, A, D y K son necesarios. Factores como el consumo de cafeína o de alcohol, el consumo excesivo de sodio o de proteínas, así como el sedentarismo, pueden tener un impacto negativo sobre la salud ósea.

Estilo de Vida, Masa Corporal y Dieta para la prevención de la Artritis Reumatoide
Calcio y vitamina D

Algunos estudios han puesto de manifiesto que la suplementación de calcio no disminuye la incidencia de artritis reumatoide, incluso los niveles bajos de vitamina D pueden favorecer la incidencia de esta enfermedad.

Hábito tabáquico, sobrepeso y obesidad

En dierentes estudios se pone de manifiesto que el tabaquismo y el sobrepeso aumenta el riesgo de desarrollo de AR, en pacientes con factor reumatoide positivo. Fumar contribuye hasta un 25% de la carga poblacional de la AR. Después de dejar de fumar, hasta 20 años son necesarios para volver a riesgos de referencia.

Suplementación con vitaminas del grupo B

Es frecuente la detección de niveles disminuidos de piridoxal, ciano-cobalamina y folatos en pacientes con AR, debido a un metabolismo anormal de la homocisteína. Es aconsejable consumir alimentos ricos en estas vitaminas: vísceras, cereales integrales, legumbres, verduras. Además, los pacientes en tratamiento con metrotexate, deben tomar suplementos de ácido fólico y/o ácido folínico, pues han demostrado reducir la toxicidad de este fármaco.

El efecto de la suplementación con ácido fólico tiene un efecto beneficioso sobre la homocisteína y puede evitar la formación del metabolito 7-hidroxi-MTX33. En cuanto a la suplementación con vitaminas del grupo B, no está claro si una dosis de 100 mg/día de vitamina B6 puede suprimir citoquinas pro-inflamatorias, como la IL-6 o el TNF-alfa en pacientes con AR.

Aunque sí, los niveles bajos de vitamina B6 observados en la AR pueden ser corregidos con la suplementación de 50 mg de piridoxina durante 30 días, los datos de algunos estudios sugieren que  los pacientes con artritis reumatoide pueden tener mayores requerimientos de vitamina B6 que los de una población normal sana.

Antoxidantes

Los ensayos clínicos que evalúan la eficacia de las vitaminas A,C, E en el tratamiento de la artritis inflamatoria han sido metodológicamente débiles y han producido resultados contradictorios.

Ácidos grasos omega-3

En la artritis reumatoide, el contenido de ácidos grasos polinsaturados de la dieta podría tener un efecto favorable sobre el proceso inflamatorio. La suplementación con aceite de pescado, rico en ácidos grasos polinsaturados omega-3, reduce la rigidez articular a corto plazo y disminuye el número de articulaciones doloridas e inflamadas en suplementaciones a largo plazo.

Dieta sin gluten

La dieta vegana o no vegana per que excluye induce cambios que son potencialmente ateroprotectores y anti-inflamatorios, incluyendo la disminución de los niveles de LDL y oxLDL y los niveles de IgA.

Probióticos

La suplementación de la dieta con Bacillus coagulans en pacientes con AR, parece mejorar la evaluación subjetiva del dolor, la evaluación global del paciente, reduce la PCR, y mejora la capacidad de caminar y participar en las actividades diarias.

Conclusiones

En pacientes con AR, el propio proceso inflamatorio incrementa las necesidades de proteínas, por lo que se recomiendan dietas algo más elevadas en ese macronutriente, sin olvidarnos que deben tener un adecuado y acorde aporte de energía y elevada densidad nutricional. Sobre todo durante cuando estemos en medio de un brote, ya que en ese preciso momento es cuando el organismo está luchando por decirlo de alguna manera y necesita de ciertos nutrientes para hacer frente a la enfermedad.

Para asegurar una masa ósea óptima en el adulto, es necesario la realización de ejercicio físico aeróbico y de fuerza, para con ello retener y en caso que sea posible aumentar la masa muscular. Así como evitar factores de riesgo como el consumo de alcohol, el mal hábito del tabaco y tener un consumo o ratio de sodio/potasio estable o equilibrado.

La suplementación con ácidos grasos omega-3 reduce el riesgo cardiovascular. Además, disminuyen la inflamación articular en la AR.

Ahora os voy a contar un poquito mi experiencia personal:

Diagnosticado con 5 añitos de AR (artritis reumatoide) estuve mucho pero mucho tiempo ingresado en el Hospital Severo Ochoa y diferentes hospitales porque no daban con lo que me sucedía. Yo era un niño como se suele denominar ahora muy movido, vamos que no paraba quieto,  que por otra parte es como debe ser un niño. No tanto sedentarismo como hay actualmente. Todo el santo día corriendo, saltando y haciendo el cabra!!!

Pues sin golpe ni caída de por medio un día me levante con una rodilla super inflamada, sin poder ni andar. Así estaba varios días hasta que iba aminorando la inflamación. Se pasaba y las pocas semanas volvía a suceder bien en la misma rodilla o en la otra. Y mientras todo esto visita al pediatra, prueba por aquí y prueba por allí.

Hasta que un día ya artos de milongas y cuentos chino mis padres me llevaron al Hospital Niño Jesus. Allí fue donde me lo descubrieron. Hasta qué punto llegaba la situación que a raíz de todo eso pase por un tribunal médico que me concedió una minusvalía. No solo eran simples dolores, también suponía ausencias a clase, conllevaba una merma en la autoestima de un niño que veía que no podía hacer lo que los demás niños hacían.

Los años fueron pasando con las molestias y dolencias típicas de la enfermedad. Hasta llegar al día de hoy que debería estar tomando dos pastillas diarias y no solo no me tomo nada si no que los brotes son muy escasos y distanciados unos de otros. Toda esa mejoría pienso que se ha visto influenciada gracias a un acertado estilo de vida ( Buen hábito nutricional + ejercicio físico ) y unido por supuesto a un correcto y precoz diagnóstico de la enfermedad.

Me despido con una frase que leí el otro día y me gusto bastante.
Si la alimentación es mala, la medicina no funciona. Si la alimentación es buena, la  medicina no es necesaria.

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