Desde que tengo uso de razón los impuestos han supuesto una cuestión de controversia para la sociedad. La mayoría de los españoles piensa que dichas tasas son una forma de oprimir su bolsillo, sin embargo, existe detrás un entramado que muchos no conocen o no reparan en él.
Así en resumidas cuentas, voy a poneros en situación: un impuesto (tipo de tributo) es una cantidad de dinero que hay que pagar a la Administración Pública con el fin de contribuir a la Hacienda pública.
-¡Es que todo se lo lleva Hacienda!- exclaman muchos.
Dichos impuestos se dirigen a sufragar los gastos del Estado de Bienestar, en otras palabras, a financiar los servicios que el gobierno debe prestar a los españoles. Dependiendo del color del partido que conforme el gobierno, subirán o bajaran, por lo general.
Si bien dicha definición suena muy bien, estos tributos siguen atemorizando a gran parte de la población. ¿Y por qué?
Desde algunos partidos políticos se ha difundido un concepto negativo de los impuestos, dado que algunos de estos tributos chocan en ocasiones con sus bases ideológicas. Suele ocurrir que cuanto más nos desplazamos por el espectro ideológico hacia la derecha, la conformidad y aceptación de estos disminuye. “La derecha” entiende que los impuestos asfixian a los empresarios y trabajadores y que podrán condicionar la prosperidad económica futura. Por el otro lado, “la izquierda” afirma que los impuestos constituyen la base del Estado de Bienestar, de todo el sistema público, como la sanidad, la educación, etc...
El capital supone el centro de actuación de todos nosotros. Si tengo dinero me puedo ir a Denia este verano, si no, me quedo en Getafe chupando calor. Y es por ello que todo lo relacionado con los billetes supone un asunto temeroso.
Ahora bien, el concepto, aunque parece simple, no constituye solo una simple contribución. Los impuestos, como todos sabemos, no son iguales para todo el mundo, se realiza una graduación en función de la renta y otros factores: “cuánto más ganes, más pagas”. Parece algo justo que aun algunos no aceptan.
Por ello quiero lanzar una lanza a favor de los impuestos. Si tú eres una de esas personas que los teme te pido encarecidamente que me des un par de minutos y termines de leer mi opinión.
Estos tributos, como ya he explicado, se destinan a financiar tus necesidades: tu cardiólogo, tus becas universitarias y demás.
Una subida de impuestos significa que tú podrás disponer de más servicios o que se mejorarán dichas prestaciones garantizando en mayor medida la igualdad de oportunidades.
Pongamos un ejemplo actual: Ayuso y la bajada del IRPF.
¿Qué ahorro supone para los madrileños? Dependerá de sus ingresos. Una persona que cobra 12.600€, seguirá pagando lo mismo (aproximadamente), no le supone ningún ahorro. Una persona que cobre 50.000 se ahorrará 250, y otra que perciba 500.000€ escatimará 2.500 más que antes.
Es normal que los ahorros sean en parte mayores para aquellos que contribuyen más, sin embargo, la diferencia que existe entre los ahorros de una persona de clase obrera y otra de clase alta no es proporcional ni se ajusta a la realidad.
La realidad es que si a alguien que cobra 12.600 euros le reduces los impuestos, no le va a beneficiar nada, al contrario, las pérdidas que tendrá la Comunidad de Madrid alentarán la precariedad de sus servicios públicos. Por el otro lado, un ahorro de 2.500 euros para aquellos que cobren 500.000 si constituye una cantidad notable que tendrá efectos en las arcas públicas de la Comunidad, afectando a los menos privilegiados.
Si una persona de clase alta necesita ir a urgencias y no le atienden, puede permitirse acudir a un hospital privado, sin embargo, una persona de clase baja no puede permitírselo por su poder adquisitivo y tendrá que sufrir las consecuencias de que aquel que ingresaba medio millón se ahorre 2.500 euros al año.
Los impuestos sirven para intentar garantizar el igual acceso, y cuántos más impuestos, menor brecha económica.
Conclusión: La rebaja de impuestos beneficia a las clases más altas, y hablamos de ciudadanos con grandes ingresos de capital. Si queremos aumentar los recursos y reducir la precariedad de nuestro sistema público es necesaria la existencia de impuestos.