Opinión

Ayuso rogando y con el mazo dando

Y sin darme cuenta estaba asistiendo a una clase de religión impartida por Ayuso. 

Desde el inicio de la legislatura la presidenta Díaz Ayuso se ha mostrado católica convencida y son ya varias las ocasiones en las que lo ha confirmado. Las fotos llorando en la Almudena por las almas de las víctimas de COVID son muestra de su empatía por el ciudadano. El problema de la presidenta es que profesa una religión que no se corresponde con sus actuaciones. Los domingos a misa pero impidamos que los ancianos sean derivados a las residencias y dejemos que mueran desatendidos. La parábola del buen samaritano brilla por su ausencia. 

Durante la inauguración del tradicional portal de Belén de la Puerta del Sol Ayuso dijo lo siguiente: “El Belén celebra el Nacimiento de Jesús de Nazaret. Con su nacimiento medimos los siglos y se funda nuestra civilización. Dios se hizo hombre, por eso desde el cristianismo celebramos el hecho de ser humanos. Esto nos recuerda que necesitar y necesitarnos nos hace humanos. Al tiempo que celebramos el nacimiento de Cristo, celebramos la Epifanía, la tradicional fiesta de los Reyes Magos, que simboliza la manifestación de Dios a todos los pueblos de la Tierra, a todas las razas”. Como cristiana, chapó, como presidenta de una comunidad autónoma este hecho es denunciable.

¿Puede Díaz Ayuso hacer afirmaciones de este tipo en un estado aconfesional como es España? El artículo 16.3 de la Constitución, esa norma fundamental que la derecha usa como arma arrojadiza, establece que España es aconfesional, ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.

Es decir, Ayuso en su casa puede rezar mirando a la Meca pero en su puesto de dirigente pública no puede realizar este tipo de afirmaciones. ¿Cuáles hubieran sido las reacciones si Torra hubiera dicho que “Alá será nuestro salvador”? La derecha católica conservadora se hubiera llevado las manos a la cabeza pero para Ayuso los límites no existen.

Respecto a la caridad cristiana hablemos de los 6.000 ancianos que han muerto en residencias en Madrid, ¿o eso ya lo equilibramos con dos catequesis? La Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid envío a las residencias madrileñas un protocolo donde se indicaba que no se podría derivar a los ancianos a los hospitales aun teniendo síntomas.

-Tuvimos que firmar certificados de defunción porque hubo residencias donde había fallecidos de dos y tres días antes sin certificar, además en algunos centros había personal que dormía en el suelo y otros donde hacía 10 días que no llegaba un médico – afirmaba Burgueño, la encargada de medicalizar las residencias de la comunidad. La muerte de 6.000 ancianos no se remedia con tres avemarías sino con recursos. ¿Dónde se están invirtiendo los fondos COVID  otorgados por el Gobierno estatal? En sanidad no.

La última noticia es que la presidenta va llevar a cabo traslados forzosos de personal sanitario de los diferentes hospitales de Madrid al hospital Zendal, ese hospital que no cuenta con habitaciones ni quirófanos que les ha costado a los madrileños la minúscula cantidad de 100 millones de euros, por ahora. No hay personal suficiente en los hospitales que ya funcionan y en lugar de contratar más les precarizamos aún más. ¿La precarización sale en el nuevo testamento? Quiero creer que el cristianismo de Ayuso no es el cristianismo de verdad porque constituiría una religión del asfixio a la clase trabajadora y obrera. Esperemos que Ayuso dure poco si Dios quiere.

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