Son multitud las críticas que está recibiendo Díaz Ayuso por su forma de gestionar la pandemia en la Comunidad de Madrid, sin embargo, hay alguien más que mueve los hilos y que está protegiendo a la Presidenta del jaque mate, la pieza de Aguado.
Hemos asistido, y me temo que seguiremos asistiendo, a una partida de ajedrez entre el Gobierno central y el autonómico, con la diferencia de que a uno de los jugadores le importa más la salud de los madrileños que al otro.
Nunca en la historia del bipartidismo hemos sido testigos de una guerra tan descarada entre un gobierno regional y el estatal. Mas Ayuso no ha dudado ni un momento en salir de la trinchera de Génova y mover el peón, una victoria que podría ser determinante para el futuro de los populares. Pero no, no toda la culpa es de Ayuso. El Gobierno central ha actuado, pero ha actuado tarde y además obstaculizado por la presidencia de la CAM.
No obstante, estamos reduciendo demasiado el diámetro del catalejo con el que buscamos un culpable de la deficiente gestión en la comunidad, pasando así por alto a Ignacio Aguado, el vicepresidente (C’s).
Ayuso es responsable, pero Aguado es cómplice. Incluso podríamos hablar de cooperador necesario. Mientras Ayuso no contrataba el personal sanitario y docente necesario y adjudicaba el “negocio” de los rastreadores a una empresa privada, Aguado apoyaba todas sus decisiones y le sujetaba el portafolio.
"No comparto las medidas de la Comunidad, el umbral tiene que estar por debajo de 25, no de 500", afirmó Aguado muy comedido, no vaya a ser que su reina le sacrifique.
¿No comparte las medidas de la Presidenta de la Comunidad que él mismo sostiene? El Partido Popular sin el apoyo de Ciudadanos no podría gobernar en la CAM, lo que le otorga a este último una ventaja respecto al resto de partidos de la Asamblea de Madrid, tendrá siempre un as bajo la manga: poder de decisión y de persuasión efectiva.
Sin embargo, en otra entrevista Aguado expone firmemente que si él fuera el Presidente de la comunidad ya habría solicitado el estado de alarma y hubiera aplicado medidas más contundentes como un parón de 21 días.
Entonces, ¿debemos dar por hecho que el vicepresidente de la comunidad está dejando pasar la situación porque quien ocupa la cima del ejecutivo regional es Ayuso y no él?
Y es que sería algo increíble que el vicepresidente de la Comunidad de Madrid tuviera los votos y el poder suficiente para evitar que Ayuso adopte medidas inservibles y conseguir frenar el contagio. Ah, espera, que los tiene. Aguado no actúa porque no quiere, no porque no pueda.