Opinión

Silvestris

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El otro día estuve buscando información sobre botánica, en concreto, de plantas medicinales. Esto fue a raíz de investigar cómo trabajar el suelo pélvico para hombres. Como uno se entretiene navegando por Internet. Dando al coco, me acordé de una floristería que hay en Fuenlabrada. Sé que venden todo tipo de plantas tanto de hoja caduca como perenne o si tienen flor, o no.

Así que decidí pedir cita ya que en la tienda tienen activado el protocolo de la COVID-19. Un tanto extraño. Me la dieron el viernes. Era perfecto para regalar a mi novia un ramo el día de San Valentín.

La floristería está situada en una calle comercial, más bien, una avenida con un escaparate precioso formado por una cristalera totalmente trasparente. Estaba llena de plantas florales, pero no lo tapaban del todo, por donde se veía de fondo un mostrador y para llegar hasta allí había que pasar por pasillos formados por las macetas con plantas colocadas en el suelo y las estanterías, también llenas de ellas. Había tanto especies europeas como tropicales.

Cuando vi a un hombre mayor leyendo el periódico detrás de la caja registradora, toqué la campanilla, que era un timbre de recepción en el mostrador, el que hay de utilizar para llamar al recepcionista de los hoteles. Nunca había tocado ninguno.

  • -  Buenos tardes, ¿en qué puedo ayudarle caballero?

  • -  Buenas tardes, solicité una cita para comprar un ramo de flores. Es para mi

    pareja y quiero que sea especial. Y no sé mucho del tema de la botánica, ya

    me entiende a lo que me refiero.

  • -  Le entiendo señor. Viene a las manos indicadas. - Me sonríe a través de la

    mascarilla y se levanta.

    Es mucho más alto que yo, aproximadamente uno ochenta. Es elegante, lleva unos vaqueros azul claro y camisa blanca por fuera de los pantalones con deportivas, algo que me sorprende ya que lleva un estilo más juvenil de lo que llevan señores de su edad.

  • -  Para está semana, me han traído rosas para tanto rojas como blancas.

  • -  ¿Tienes más tipos de flores?

  • -  Quiero que el ramo rompa con lo tradicional.

  • -  Entiendo. Pues me ha llegado una nueva planta floral.

  • -  ¿Y cuál es? - mirando alrededor mía con especial atención. El señor se vuelve al mostrador y se agacha un momento y saca una maceta. En ella, hay una planta con una flor de grandes pétalos naranjas y violetas con pequeñas motitas negras. Era muy linda.

  • -  ¿Conoce esta planta?

  • -  Nunca la he visto.

  • -  Pues la descubrí en uno de mis viajes como explorador.

  • -  ¿Así?

  • -  Fue después de terminar la carrera de botánica en la universidad. Me lancé al

    mundo como un alma que no se deja controlar por ninguna otra fuerza. La encontré en un paisaje de Europa central. En ella, existía una depresión en

SILVESTRIS

Pleno campo cubierto de hierba verde, campo y cordilleras en la lejanía. Parecía el boquete de un meteorito, pero se camuflaba por la profunda espesura de verde oscuro. También había un gran lago en el centro. Al lado de esta masa de agua estaba situada una casa construida de piedra. Estaba abandonada con los cristales rotos, las puertas destartaladas con arena por dentro y hojas secas.

Cuando entré, era como cualquier casa abandonada. No se salía de este estereotipo. Escuché un ruido en el sótano y bajé por curiosidad por si encontraba algo. Mientras bajaba las escaleras, saqué mi linterna. Noté que suelo se volvía fangoso y las paredes estaban llenas de raíces. Algunas eran más pequeñas y otras; más grandes. Pero todas nacían de otra y luego se bifurcaban por el suelo, las paredes y el techo. ¡Hasta por los muebles destartalados! Incluso tuve que taparme con el pañuelo que llevaba por el gran ambiente cargada de un tipo de sustancia parecida al polen.

Sin embargo, se asemejaba a un tipo de hongo que había visto en el Amazonas. Me percaté que el sótano en forma de L. Me encontraba en el extremo corto. Solo tuve que girar una esquina.

  • -  ¿Y qué encontró? - dije expectante con los ojos como platos.

  • -  ¿Adivine? – con una risita.

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