Opinión

¿Por qué deben dimitir los políticos?

Desde el inicio de la democracia, en la acepción que hoy conocemos, los ciudadanos hemos depositado la confianza en los políticos, en la seguridad que ellos van a representar nuestros intereses a nivel local, autonómico o estatal. Y, todo esto, ¿qué significa?, significa que el ciudadano de a pie, aquél al que le da igual la derecha o la izquierda, aquél que no está mediatizado por aparatos de poder políticos, aquél que hoy vota a unos y mañana a otros, por el simple hecho de creerse lo que éstos venden, necesita un respaldo social y jurídico de la confianza depositada.

A día de hoy, y con más crudeza desde la crisis, los ciudadanos necesitamos algún clavo al que agarrarnos, necesitamos algo en que creer, necesitamos un referente social, político, ideológico, alguien que nos convenza de la reversibilidad de una situación que parece no tener marcha atrás.

Con todo esto, ¿cuál es el problema que se plantea?. El problema es claro, que los que ostentan el poder político, tanto a nivel estatal, como autonómico, como local, no representan los ideales que hemos votado (bien sean de derechas o de izquierdas, o los más modernos centristas), en una inmensa mayoría son gentuza sin ningún ideal que no sea económico.

Da igual, a qué tipo de ideales o partido nos refiramos. El caso es que un día tras otro, nos defraudan tanto unos como otros.

No obstante, y como ciudadano de a pie que soy, sin un claro vínculo político y de los que definen como "voto variable", tengo una opinión bastante formada al respecto de la situación actual. Hoy en día, me llama bastante la atención que la rancia izquierda se erija en guardaespaldas del estado de derecho y de la democracia, cuando han sido los primeros en atacarlo y no respetar las reglas del juego. Ello no quiere decir que la rancia derecha no haga lo mismo, sino que por el contrario, los últimos no engañan a nadie (son así, y así han sido siempre). Sin embargo, los "nuevos" socialistos y los comunistas (esos que critican los regímenes fascistas y ensalzan los comunistas, en el desconocimiento de las similitudes entre ambos), venden una cosa cuando en realidad están comprando varias diferentes.

Ejemplos de lo anterior, los tenemos a patadas, pero centrándonos en un municipio de gran población, con un "régimen" de casi 40 años, los ejemplos se hacen terrenales y sobre todo, reales. Fuenlabrada, con casi 250.000 habitantes, con un gobierno socialista de más de 35 años, con un concejal imputado y dimitido por el caso emperador, con una vicealcaldesa imputada y procesada por cohecho y malversación de fondos públicos, con un Subinspector de policía y un Director General de Recursos Humanos, imputados por al menos tres delitos, y con un Alcalde que, en un futuro no muy lejano se sabrá, imputado por delitos contra la integridad moral, prevaricación y lesiones; es referente en la Comunidad de Madrid en política social y reivindicativa. Una vergüenza.

Es una vergüenza que la Vicealcaldesa de Fuenlabrada, una comunista recalcitrante y convencida, sea capaz (según informaciones de los diarios nacionales) de utilizar a su suegra para conseguir un chalet de protección oficial, sea capaza de utilizar recursos municipales para reparar un muro del susodicho chalet y, en definitiva, para hacerse rica a costa de los ciudadanos de Fuenlabrada. Que esta misma señora, autorice la privatización del cementerio municipal, de servicios de obras, de servicios de aguas, etc, etc, y que después aparezca en los disturbios del pueblo donde gobernaba su hermano, reivindicando en contra de las privatizaciones.

Es una vergüenza que el Alcalde de Fuenlabrada, que se erige en el bastión socialista del sur de Madrid, que dice ser un referente en políticas sociales, haya sido capaz de instalar cámaras ocultas para presuntamente, espiar trabajadores, tenga el mayor índice de expedientes disciplinarios de toda la comunidad de Madrid y esté imputado por un delito contra la integridad moral, en relación con un delito de prevaricación, todo ello sin perjuicio de ulterior calificación por la actuación continuada en el tiempo, así como de un posible delito de lesiones (como se sabrá en un futuro no muy lejano)

A mi forma de ver, esto es una incongruencia completa, y mal habla de esta izquierda perdida que no representa más que sus propios intereses.

Cierto es, también, que España está llena de paniaguados a los que les resbala este tipo de cosas y que se creen cualquier estupidez que venga de pensamientos situados a la izquierda de la extrema derecha, pero esto no va con todos los españoles, ni todos somos iguales (gracias a Dios o al ente superior en que cada uno crea).

¿Por qué los políticos deben dimitir?, tiene una solución sencilla. Porque una vez que un juez ve indicios de delito en la actuación (en el uso de su cargo) de un politicucho de estos; toda la confianza que el ciudadano había depositado en sus engañosas proclamas, se desploma de forma inexorable, tanto hacia él como hacia el partido que él o ella representa. Por eso, los políticos, en estos casos, deben dimitir de forma inmediata, porque su confianza ha quedado en entredicho, porque su imagen está dañada y porque su representatividad está viciada.

No vale esto que ahora se lleva de "la presunción de inocencia", eso es para los delincuentes habituales, para este tipo de delincuentes esto no sirve, en el sentido que cuando un Tribunal o un Juez o un Jurado Popular les condenen, ya les inhabilitarán conforme a la legislación vigente. Lo que hacen omitiendo la debida dimisión, es seguir viviendo del erario público y respaldándose en paniaguados del partido que les prestan un apoyo "obligado" que de otra forma (y sin las presiones adecuadas) nunca les prestarían. Por eso, los políticos que ven ensuciado su nombre en sucesivos juicios e imputaciones (o en uno sólo) deben dimitir, por el bien de la democracia, de su partido y de su propia integridad moral. Y esto vale para izquierdas, derechas, centro, etc, etc.

Cada uno, vive lo que vive. No quiero decir que yo tenga razón, ni que la derecha esté libre de piedras en el camino (diferentes casos de corrupción, así lo demuestran), lo que digo es que visto en partidos progresistas y comunistas con identidades claramente sociales, es todavía más vergonzoso (sobre todo cuando venden totalmente lo contrario y se alzan en adalides de lo social, por y para el pueblo). Lo único cierto es que los ciudadanos somos títeres de un estado político corrupto que tiene mal solución y cuya principal responsabilidad es nuestra por no saber separar la política de sentimientos ya caducos y que arrastramos y arrastraremos durante varias generaciones, hasta que sepamos hacer frente a la realidad en la que nos hayamos inmersos.

Fdo.: Un ciudadano del montón | 22/01/2014 | Fuenlabrada

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