No existen personas a las que les debamos tanto, a nuestros hijos, sobrinos, amigos, hermanos, les podemos deber mucho, pero nunca les deberemos tanto como a ellos, sí, sabéis a quién me refiero. Esas personas que nos han dado todo, que nos han cuidado, que nos han educado y protegido... y lo mas destacado, es que nunca han esperado nada a cambio.
Ellos formaron un gran país de tranquilidad, siempre vamos a estar disconformes con cosas de nuestro país, pero vivimos tranquilos y todo gracias a ellos. Salieron de una guerra llena de hambre y pobreza y con su trabajo sumado a coherencia, llegaron a hacer grandes pactos de todos los colores políticos para hacernos un país libre y lleno de oportunidades.
Trabajaban 10, 12, 14 horas, con uno o varios trabajos, el único día libre era el domingo que aprovechábamos para hacer unas tortillas e ir al río o al pantano. No había centros comerciales, ni Zara, ni Primark, ni Burguer King ni nada de todo de lo que estamos inundados ahora. Además no lo necesitábamos...
Ellos son nuestro punto de referencia al que todos queremos llegar o por lo menos acercarnos, son nobles, pacientes, predispuestos y nunca dicen que no. Han pasado mucho, me imagino que por eso saben valorar las cosas que realmente importan en la vida, el tiempo. Las demás generaciones vivimos tan deprisa que al revés, no valoramos el tiempo y estamos deseando que llegue el viernes, que llegue Semana Santa, que llegue agosto y por supuesto la Navidad, sin apreciar ni disfrutar que hay entre fecha y fecha.
Estamos viviendo un momento inimaginable porque nos pensábamos los más poderosos del planeta, ahora ya hemos puesto los pies en la tierra y hemos visto lo frágiles que podemos llegar a ser con los mandatarios de países, científicos, expertos, consejeros muy muy perdidos y sin saber qué camino y qué opción será la correcta. Esta situación ellos sabían que en algún momento podría ser posible pero a ninguno de ellos les quitaba el sueño porque pensaban que a ellos no les iba a pasar.
Ahora es momento de demostrar todo aquello que les debemos a nuestros grandes sabios, les debemos facilitar que corran los menos riesgos posibles, porque aunque ya sabemos que por desgracia también se lleva este virus a personas de menos edad, los grandes afectados son ellos, nuestros padres, nuestros abuelos.
Debemos cuidarles, debemos llamarles, debemos llevarles medicinas, debemos llevarles comida, debemos meterles en la trinchera mientras nuestros héroes nos salvan. Les debemos todo eso y mucho más. Nunca podremos devolverles la vida que ellos nos han dado, pero seguro que para ellos será mas de lo que esperaban, porque ellos nos dan sin esperar nada a cambio.
Todo esto pasará, pero no se olvidará, a partir de ahora les vamos a tener protegidos para evitar riesgos y nosotros nos sentiremos orgullosos de devolverles una pequeña parte de todo lo que ellos nos han dado. Porque hoy, va por ellos...
Antonio Barrado Cortés / Fuenlabrada