Soy madre de una educadora infantil de un aula de 2-3 años. Esta semana empezaría el último trimestre del curso, pero actualmente mi hija se encuentra en un ERTE. Por si alguien no lo sabe, las educadoras infantiles son el único equipo educativo al que no se le ha dado la oportunidad de trabajar desde casa.
Parece ser que sólo se dedican a cambiar pañales y limpiar mocos; he de decir, que quien piensa así no únicamente está menospreciando su labor, sino que se está olvidando de la importancia que tiene en esta etapa el desarrollo cognitivo y motor de los más pequeños.
Día a día, veo a mi hija y al resto de sus compañeras/os, que siguen trabajando desde casa porque su profesionalidad y conciencia no les permite dejar a papas, mamas, abuelos, abuelas y otros familiares (de ahora en adelante “familias”) que están a cargo de ellos, sin ayuda, consejos e ideas para pasar este periodo de confinamiento.
Concretamente os voy a hablar de las acciones que está llevando a cabo mi hija desde el primer día en que esto comenzó. Para hablar con las familias, creó un grupo de whatsapp para estar informada sobre su estado de salud y los avances de los más pequeños.
Poco a poco, y según se iba viendo que este periodo de cuarentena se alargaba, ha utilizado esta vía para enviar videos de canciones, cuentos y actividades para ellos. En los días de celebración de cumpleaños, porque 3 añitos no se cumplen todos los días, se graba videos de felicitación con una tarta hecha a mano con todo su cariño.
Además, de esta forma los peques se hablan entre ellos, felicitándose en estos días, retándose y mandándose besos y saludos. También ha realizado junto con más compañeras, videos de ánimo y fuerza para sus niños.
Por parte de las familias, dudas y peticiones de ayuda son habituales, ya que como comentábamos anteriormente, esta etapa es muy importante en nuestras vidas y las cuestiones sobre cómo quitar el pañal, cómo enseñarles a que coman solos, cómo mediar en las rabietas o cómo ayudarles a desarrollar el habla están a la orden del día.
Para que puedan seguir aprendiendo, está preparando actividades para que desde casa trabajen los objetivos marcados para su nivel educativo. Su finalidad es conseguir hacer este tiempo más fácil a todos, entreteniendo a los más pequeños sin que pierdan las rutinas que tenían marcadas en la escuela.
Dicho todo esto, quiero recalcar que no sólo lo está realizando ella, sino también el resto de compañeras de su escuela, que ofrecen toda su ayuda a las familias de sus niños con actividades similares a las anteriormente descritas, programando circuitos de psicomotricidad, grabación de asambleas y trabajando las rutinas de cada nivel educativo.
¿Y todo esto a cambio de qué? De una parte de su sueldo que tan siquiera sabe cuándo cobrará. Bueno, eso no es del todo cierto. La parte más bonita es el cariño desinteresado de 20 niños/as que le mandan videos diciéndole cuánto la echan de menos y todo lo que la quieren. Y por supuesto, el agradecimiento de esas familias que saben lo que están haciendo por ellos, y que aplauden de distintas formas, entre ellas un emotivo video.
Con esta carta quiero que quede constancia de la labor que están realizando las educadoras infantiles y que también se valore la importancia de estos equipos en esta época que está siendo tan dura para los más pequeños.
Lucía Ortíz / Fuenlabrada