Opinión

Os acompaño en el sentimiento

Debíamos estar conmocionados por la dimensión de esta tragedia, tristes por el inmenso drama humano que nos rodea y asustados por sus inevitables y desconocidas consecuencias.

Decía en mi anterior artículo que de repente, hemos descubierto que somos frágiles. Bueno es, que una sacudida de vez en cuando, nos devuelva a la realidad. Pero esto no es una sacudida, es un terremoto a nivel planetario que nos está obligando a enterrar sin duelo a decenas de miles de personas diariamente en el mundo, negándoles su derecho al llanto.

He dejado de ver la televisión, sobretodo algunas cadenas, y me he refugiado en la lectura. Bueno, siendo sincero, en Netflix también, completamente aburrido de las “buenas noticias” que nos ayudan a sobrellevar el confinamiento. Al parte diario oficial de  guerra, no sé si se han fijado que aparecen más uniformes que ropa de calle en la representación, se le solapan loas a sus propios esfuerzos, méritos y objetivos cumplidos. Vamos, como si después de sepultar un cadáver, sacáramos pecho porque hemos ayudado a portar el féretro.

No éramos conscientes de ser frágiles  y seguimos sin ser conscientes de que estamos idiotizados, y he usado el verbo “estar” en lugar del “ser” por no faltar al respeto a nadie.

En el momento que escribo este artículo, han comenzado a sonar los aplausos en los balcones. Me adhiero a ellos como homenaje a todos aquellos que se exponen al virus en primera línea, curándonos, alimentándonos, protegiéndonos y limpiando nuestro entorno para manteneros seguros. Creo que ese homenaje sería completo si, entre aplauso y aplauso, guardáramos un minuto de silencio por los verdaderos héroes de esta tragedia, las víctimas.

Pero ellos son solo un número. Hoy, lo que no se ve no existe. Cuando nuestros gobernantes son conocedores de una víctima de género, una sola, salen todos a las puertas de las instituciones a mostrar su respeto y solidaridad con un minuto de silencio. Vistos los minutos de silencio que han guardado después de más de 14.000 víctimas, no parece que sea la víctima lo que les hace salir, sino el uso que quieren hacer del suceso.

Yo si quiero salir y ofrecer mis sinceras condolencias, aunque sea desde un medio local con mi estilo de aficionado, a todos los que han sufrido una pérdida que los grandes medios de comunicación le esconden detrás de una cifra, mientras reciben ayudas de nuestro erario público para seguir idiotizándonos.

Pronto nos sobrecogerán las consecuencias económicas que se van a derivar de esta pandemia. Supongo que nadie tendrá la desfachatez de argumentar que no la vio venir.

Los medios que están poniendo los responsables de nuestro futuro personal y social a disposición de las empresas para afrontar la crisis,  son calcados a los que facilitaron al personal sanitario para enfrentarse al coronavirus. Esa será otra estadística que solo podrán aplaudir los que puedan conservar un balcón al que salir.

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