Opinión

La solución ya no es votar

“Cuando la representación parlamentaria es un ejército de pretensiones personales desarmadas de pensamiento, no se pueden esperar pactos morales. Como máximo contratos de intereses”. La frase no es mía y da igual quien la dijo no hace mucho, lo importante es lo que dice.

El resultado de esta repetición electoral arroja 16 formaciones con representación. Mejor dicho, 15 formaciones políticas y una agrupación popular. No son 17 porque el PP se impuso finalmente a CpM en Melilla por 179 votos. Es evidente que los españoles seguimos buscando quién nos represente.

El pasado mes de Junio, cuando era impensable que tuviera lugar la repetición electoral a la que nos obligaron ayer, escribí una opinión, “PROYECTO COMUN O MERCADEO DE ESCAÑOS”, que recomiendo releer porque es más vigente que entonces y lo será más cada día, a tenor del nivel intelectual y moral de los políticos que nos representan.

La irresponsabilidad de repetir elecciones quedó superada por la fecha elegida. Que la sentencia del procés iba a marcar los resultados era evidente. Lo que el gobierno en funciones no previó es que a los independentistas repartidores de superioridades morales, les iban a salir violentos los de la clase de catecúmenos. La verdad, eso no lo preveía nadie excepto los organizadores de las verbenas violentas.

Faltaban los restos de Franco viajando en helicóptero diez días antes de la votación para que algunos se sintieran Viriato defendiendo la unidad de España y otros luchando contra las “fuerzas opresoras” representadas por su propia policía.

¿De verdad es eso lo que preocupa a la mayoría de los españoles?

Los partidos políticos han alcanzado un caudillismo en el que detrás del líder no hay más que eslóganes y frases aprendidas. No hay debate ni propuestas reales de gestión. Solo importa la imagen del producto (el líder) y la cifra de ventas. La búsqueda del voto es una esquizofrenia en la que el fin justifica todos los medios.

Decía la corresponsal de la televisión portuguesa esta mañana que en España se ha impuesto la política de supermercado, en la que, lo que más se compra es la última oferta. Pasó con Podemos, pasó con Ciudadanos y ha pasado con Vox. Solo son modas que, cuando se les necesita, nos demuestran ser parte del problema y no aportan soluciones.

Seguirán creciendo las ofertas, cada vez más sorprendentes, mientras el designado por las urnas para marcar la ruta, siga dando vueltas a la rotonda sin saber qué calle coger y los que pueden aportarle luz, detrás de él riéndose de su ineptitud y esperando una oportunidad.

Creo que han llegado a un punto en que se han perdido el respeto a nivel personal.

Hoy ha dimitido Albert Rivera, y lo ha hecho con bastantes rasgos de honestidad. Yo voté a Ciudadanos convencido de que era un partido capaz de usar sus dos manos para tender puentes y superar de una maldita vez la separación en izquierdas y derechas. Error, ese era el spot para su proyecto personal aunque ahora nos hable de una unión que él no quiso facilitar.

Ciudadanos probablemente va a desaparecer víctima de la situación financiera en que se embarcó con su proyecto de sorpaso.

Faltan las dimisiones de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para que los partidos “entiendan” que el proyecto de país está por encima de los proyectos personales. Me gustaría saber la verdadera opinión de la ejecutiva socialista sobre la repetición electoral y sus resultados.

El PSOE es mucho más que Pedro Sánchez. Dividió el partido en 2016 con su empecinamiento y desde entonces su contribución a la gobernabilidad del país está a la vista. Aunque nos mande falsos señuelos, es él el principal responsable del escenario de estímulos que han facilitado estos resultados.

No pido la dimisión de Abascal porque es una moda que, como todas, parece estupenda mientras existe pero se deshacen como azucarillos si el escenario no es de crispación, exageraciones y patriotismos utópicos.

Pablo Casado pasó de muerte a susto con los resultados de las autonómicas y municipales, usando la muleta de Vox para gobernar y la muleta se ha convertido en un capote que le llega a las orejas.

Volverá a muerte si cree que el crecimiento de Vox es un camino a imitar. Los ciudadanos queremos soluciones y no posturas desde una trinchera.

Queda por comentar lo de Más País, para tocar a todos los partidos de ámbito nacional. Sinceramente, hay formas de hacer el ridículo más económicas.

Hoy, al despertar de la estupefacción de los resultados, ya están cortadas las comunicaciones con Francia como forma de contribuir a la estabilidad. No hay que preocuparse, en Junio votamos otra vez y seguro que entonces estamos más acertados. Eso sí, sin cambiar a los candidatos que están en posesión de una verdad que nosotros no entendemos.

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