Opinión

La crisis petrolera parece no tener fin: BP y Royal Dutch Shell pierden

El futuro del mercado petrolero y, por lo tanto, de las empresas que se dedican a explorar el preciado mineral energético, sigue luciendo un tanto incierto.

Si bien es cierto que la crisis sanitaria ocasionada por la pandemia vino a desnudar las débiles estructuras financieras de gobiernos y firmas de gran prestigio internacional, también está muy claro que las nefastas consecuencias que a su paso trae la COVID-19, continúan afectando notablemente a empresas de gran solvencia económica, como es el caso de BP (British Petroleum).

Y no solo se trata de BP.  Hace pocos días, Royal Dutch0200 Shell, empresa también británica, había anunciado que, durante el segundo trimestre del presente año, sus balances mostraron pérdidas estimadas en 18 mil 100 millones de dólares, lo que hace presumir que los resultados al final del año serán catastróficos.

Los números de BP son consecuencia de las numerosas depreciaciones de sus activos relacionados con la crisis del mercado petrolera. El impacto de la COVID-19, así como la volatilidad en los precios del crudo, han afectado notablemente el devenir de la industria petrolera.

Hace una década, las finanzas de BP se vieron fuertemente comprometidas a raíz del mayor derrame de crudo en el Golfo de México, como consecuencia de la explosión de la plataforma Deepwater Horizont, la cual tenía arrendada, lo que ocasionó un desastre ecológico de incalculables dimensiones. Desde esa época, la empresa no había registrado unos resultados tan negativos. Ello le obliga a seguir promocionando el negocio paralelo de la firma británica, centrado en las energías renovables.

En marzo pasado, el precio del crudo sufrió una caída histórica, llegando a registrar valores negativos en abril. Luego, se estabilizó en 40 dólares, valor inferior al registrado al año pasado. BP ha proyectado que el valor del hidrocarburo se situará en un promedio de 40 o 50 dólares por barril, hasta el año 2050.

Para permitir al grupo la preservación de sus finanzas, sus directivos decidieron rebajar el valor de las acciones en 50%. Unos 10 mil trabajadores (15% de su fuerza laboral) han quedado cesantes.

La demanda del crudo ha caído en niveles nunca antes sospechados. Muchas empresas, al igual que BP, están reacomodando sus estructuras y preparándose para un futuro en el cual otras fuentes de energías más limpias pasen a ocupar el lugar que hoy ostenta el petróleo.

7 agosto 2020 / Moris Beracha

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