En octubre del año pasado, Mark Zuckerberg anunció que había llegado la hora de llevar a Facebook al siguiente nivel. Aseguró que el metaverso era la evolución lógica de la red social fundada por él y, por lo tanto, a partir de ese momento su empresa llevaría el nombre Meta e integraría a sus 1.800 millones de usuarios para esa fecha.
Algunos dirán que el mundo digital ya existe en las pantallas de nuestros dispositivos, solo que una vez que despegamos la mirada del celular o del ordenador ese mundo se ‘apaga’. En el metaverso no ocurre los mismo, es meterse en él, es ‘vivir’ en él.
Sin embargo, el cibernauta promedio no está completamente familiarizado con lo que es el metaverso, cómo funciona y, lo más importante, qué beneficios y el abanico de oportunidades que puede ofrecerle como usuario.
En la definición más sencilla, el metaverso es un mundo virtual basado en la tecnología blockchain. A través de ese espacio se les permite a los usuarios divertirse o trabajar en un reflejo virtual de escenarios de fantasía -incluidos dragones y orcos- o entornos conocidos como centros comerciales, oficinas e incluso hogares.
Y, al igual que en la vida real, es necesario un sistema monetario que se pueda usar en esta realidad alterna y es aquí donde entran en juego los tokens, una unidad de moneda virtual utilizada para completar las transacciones digitales dentro del metaverso.
Los holders de tokens del metaverso pueden acceder a múltiples aplicaciones y servicios dentro del espacio virtual. Algunos otorgan habilidades especiales dentro de videojuegos, otros funcionan como criptomonedas y se pueden intercambiar por monedas fiat (dólar, euro, yen y las principales monedas de reserva).
Entre los tokens más populares de metaverso están SAND del universo Sandbox, donde los usuarios pueden crear un mundo virtual impulsado por los NFT, y MANA del proyecto Decentraland, donde se utiliza para comprar terrenos de bienes raíces digitales llamados LAND, que se pueden monetizar poniéndolos en alquiler para otros usuarios por comisiones fijas.
Otro token es ENJ del metaverso Enjin. Se trata de un activo nativo de un ecosistema con las redes NFT de aplicaciones y juegos más grande del mundo. Incluso, en el exhange de criptomonedas Binance existe una guía paso a paso para comprar tokens del metaverso.
Sin duda, una industria que promete convertirse en un imperio. Bien lo dijo Zuckerberg: este mundo paralelo moverá “centenares de miles de millones de dólares” en los próximos diez años. Bloomberg Intelligence cifra el negocio en unos 800.000 millones para 2024.
Moris Beracha