Opinión

Agota mirar al congreso

Por razones que el director de este medio conoce, no estaba colaborando en mis artículos de opinión hace un tiempo. Estoy en una trascendental batalla personal contra un cáncer y tengo todo mi ánimo puesto en esta lucha.

Los acontecimientos de los últimos ocho meses de este gobierno -social comunista- y sobre todo los de las últimas semanas, me “fuerzan” a usar el hilo de voz que aún me queda para no dejar en silencio la bajeza moral, la falta de escrúpulos, la manipulación y la mentira sistemática en la que el tándem Sánchez-Iglesias ha instalado nuestro futuro social y político.

Ver al presidente del gobierno de España mostrando compungido sus condolencias por el suicidio de un terrorista convicto, por asegurar unos votos, desborda mi capacidad de comprensión. A la macabra liturgia de la mascarilla que disimulaba el gesto, le faltó el pañuelo de bandolero para dibujar realmente al personaje que estaba representando.

Encuentro más motivos para la esperanza en mi batalla personal que en el futuro de un estado instalado en rencores personales, venganzas e ideologías populistas. Sin más sentido de la autoridad que el de “Ahora mandamos nosotros”.

En el equipo médico que me lleva a mí, no encuentro más que conocimiento, capacidad profesional, empatía, espíritu de superación y una dedicación que no sabes cómo agradecer. Por más vueltas que doy a la mesa del consejo de ministros, no encuentro nada parecido. Ni siquiera al PSOE, tal vez porque forma parte de sus venganzas personales.

Puedes ver hasta tres ministros en tres cadenas de televisión distintas diciendo cosas diferentes sobre la misma cuestión. Mientras, el vicepresidente se hace instalar en el vehículo oficial los medios para seguir sus series favoritas, habla ya de una nueva élite empresarial o se crea la primera entidad financiera del país en la que el gobierno tendrá participación y sitio en el Consejo de Administración sin mucho ruido.

Por cierto, y perdonad que me desvíe. Yo también estoy siguiendo una serie en esta época de postración en casa, que os aconsejo. Se titula Merlí, está producida por la televisión de Cataluña y es “un verdadero oasis” escuchar a un profesor de filosofía entre la ingente cantidad de basura propagandística que llena las redes y las televisiones con “comunicadores” que expresan un sentimiento buscando un sticker y preocupados por su número de seguidores.

Cautivo y desarmado el PP, al que con la jugada de Kitchen, ya no le queda ni “el enroque para capear la situación” y vista la posición de la fiscalía respecto de cualquier asunto que pueda afectar al gobierno, no quedan más que dos instituciones libres en El Estado.

La Monarquía, que intenta hacerse más visible que nunca, pero no cuenta ni con el apoyo de la familia, y la Justicia que como siempre acabará cayendo del lado del más fuerte.

Este gobierno pone rumbo a repetir nuestros dos últimos siglos de historia más preocupado por las víctimas de la guerra civil que por las de la pandemia que estamos sufriendo, sin proyectos de futuro que nos unan y un país, que se refleja en El Congreso, enfrentado, cabreado, empobrecido y agotado de tanta incompetencia. Mientras, la sociedad civil sigue anestesiada, cada uno en “su opción política” ante tanto desatino, como si aquí no pasara nada.

Mi futuro ya no es lo que era hace unos meses, ni el de nadie.

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