Opinión

Quise escribir sobre estos días

Quise escribir sobre estos días. Solo tuve un sueño:

Son las siete de la tarde en Burgo del Mar. Al no poder regresar, he subido al último rellano de la torre, hasta una cafetería con un ventanal al fondo desde donde asciende por su vertical el sonido de las olas impactando contra este muro fortificado construido a semejanza de una almena de la Edad Media.

Una lluvia meona forma diminutas gotas citándose para descender por la pared de vidrio, dejando surcos de luz que no permiten contemplar por completo el paisaje pero atisban su esplendor. Mi primera intención ha sido frotar con insistencia el cristal por dentro, como cuando entro en el coche y urge la necesidad de divisar el plano horizontal que se me ofrece, antes de encender el motor.

No estoy solo, un par de mesas, de una docena en total, están ocupadas por quienes parecen no importunarse por el espectáculo que ofrece el atardecer. Y a mí me sorprende la indiferencia ante la belleza, que los sentidos se adapten de tal forma a los sucesos hasta pasar desapercibidos, sobre todo ahora, después de este encierro que me ha hecho recordar una y mil veces hechos ocurridos, cotidianos.

No sé cómo he llegado, sé que nadie vino conmigo, y no tengo nada especial que hacer en este lugar. Ninguna función encomendada o autoimpuesta –las de más difícil cumplimiento– impide que mi atención se centre en encontrar un hueco para impulsar la mirada hacia fuera. Veo, o imagino, un ejército embravecido por la tormenta intentando alcanzar la orilla antes de disolverse, y pienso las veces en que lo que era importante o enorme se difuminaba por sí mismo, sin una fuerza opositora. Ocurría, sencillamente ocurre: son tantas esas tempestades que asustan, que medran, temidas y después olvidadas por el sosiego que deviene necesario.

Reparo en ese par de mesas. Han establecido una frontera alrededor. Quisiera gritar, pero sé que no debo, que nadie me oirá.

Quisiera vislumbrar ya el amanecer, pero ahora solo veo la sombra que proyecta la torre, el movimiento circular de un remolino elevando una hoja de papel con fuerza en erguida ascensión para caer después sedosa y transversalmente, averiguando una salida.

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