El gran edificio policial de la droga en Madrid

En un edificio de Madrid, cuya ubicación es secreta, se almacenan 4.186 kilos de cocaína, hachís, heroína y pastillas, entre otras sustancias. Un almacén depósito del Servicio de Inspección Farmacéutica y de Control de la droga, dependiente de la Delegación del Gobierno en Madrid donde se albergan las sustancias encontradas de las diversas operaciones policiales.

En algunas ocasiones se han guardado hasta 37 toneladas, con el consiguiente riesgo de seguridad. Desde la entrada en vigor de la reforma de la LECrim se han destruido 53 toneladas. En un reportaje donde el diario El País ha podido tener acceso al edificio secreto han comentado que los trabajadores van cubiertos con un mono de protección, un equipo de respiración, dos pares de guantes, capota para la cara, calzas y una bata. La aparatosa vestimenta impide que puedan sufrir una intoxicación al manipular la droga.

También hay dos canales de extracción del aire, tanto de la vitrina como de la estancia. “Siempre hay dos personas para garantizar la cadena de custodia y que ningún empleado pueda quedarse con parte del estupefaciente”, apunta otra jefa del depósito. Todo el recinto está vigilado por policías nacionales.

El celo es tal que los trabajadores no quieren ninguna imagen. “Tienen mucho miedo. Alguien puede chantajearles o hacerles algo grave si saben donde trabajan. Podrían entrar y robar o destruir muchas pruebas judiciales”, afirma un mando policial.

Por término medio, el centro tramita 65.000 expedientes al año. “En los últimos meses hemos detectado que el hachís es mucho más tóxico. Antes tenía una pureza del 4% y ahora llega al 21% de tetrahidrocannabinol [la sustancia estupefaciente]”, destaca la responsable.

Las muestras son analizadas y se elaboran los informes para la autoridad judicial. Si es poca cantidad, el informe se remite a la Delegación del Gobierno para que imponga la correspondiente sanción administrativa por consumo o tenencia de droga. Esta puede llegar hasta los 30.000 euros, pero no suele superar los 1.000.

Toda esta droga sustraída finalmente se incinera. Cada cierto tiempo, se contacta con empresas que la queman de manera gratuita. De hecho, en mayo está previsto que se destruya buena parte de las cuatro toneladas almacenadas. Parte de la zona de grandes alijos, de hecho, está repleta de cajas listas para ser destruidas.

Fuente: El País 

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