Si hay un programa mítico de la televisión española, ese es 'Pasapalabra': aunque la historia de nuestra producción audiovisual está llena de grandes éxitos como 'Un, dos, tres... responda otra vez' o 'Grand Prix' si hay un concurso longevo (con perdón de 'Saber y ganar') ese es el del famoso Rosco: con más de 23 años a sus espaldas, ya ha pasado por las principales cadenas de nuestro país y no parece tener intención de detenerse.
Día tras día, 'Pasapalabra' cosecha unas cifras de audiencia realmente impresionantes. Aunque el programa es el más visto de su franja horaria y una estrategia ganadora para Atresmedia de cara a liderar el seguimiento de los informativos de la noche, los cinco minutos en los que se emite el punto más caliente del concurso, 'El Rosco', suelen llevarse día sí, día también el ansiado 'Minuto de oro' de la televisión.
Y es que gracias a la simpática personalidad de Orestes y Rafa, los dos concursantes que actualmente se disputan el bote, el buen hacer de Roberto Leal, que presenta el programa actualmente, y todo el equipo implicado en la realización del programa; 'Pasapalabra' es uno de los shows más queridos y seguidos de la televisión.
La implicación de los espectadores con 'Pasapalabra' es tal que se han creado auténticos grupos de apoyo en torno a los concursantes: tanto el burgalés como el sevillano cuentan con una marabunta detrás que, digitalmente, les envía mensajes de cariño para animarlos en la contienda diaria.
Desde que el pasado lunes 27 de febrero se alcanzara el mayor bote de la historia del programa, que supera ya los dos millones de euros, los programas se han vuelto taquicárdicos y es raro el día que uno de los concursantes no se quede a tan solo una palabra de embolsare la tremenda cantidad que hay en juego.
La tensa situación hace que crezcan las especulaciones sobre posibles estrategias del programa para estirar lo máximo posible los buenos datos de audiencia que están cosechando. En el último programa se cocinó el rumor de que se estaba metiendo mano en los resultados porque ambos quedaron a tiro de llevarse el bote, pero sospechosamente ninguno de los dos consiguió acertar.
