Hace un par de otoños asistí a un espectáculo que se presentaba como Congreso Mundial de Magia. Sin duda era un título excesivo, pero la verdad es que en él participaban personas de nombres y vestuarios muy interesantes.
Al llegar el número de la hipnosis, el ilusionista pidió voluntarios y yo fui uno de los que levantó la mano, por lo que se me invitó, junto a los otros, a subir al escenario. En él se nos sometió, ante el resto del público, a una serie de pruebas a fin de seleccionar a aquellos voluntarios que eran aptos para ser hipnotizados.
Las pruebas me parecieron muy fáciles y pensé que las estaba haciendo bien, pero el caso es que fui separado junto a los no aptos y devuelto a mi asiento. Desde allí, viendo lo que sucedía a los voluntarios aptos, se me ocurrió una obra de teatro que empecé a escribir en seguida y que he querido llevar a escena. Todo es, claro, mentira, pero queremos pensar que está lleno de verdad.
Juan Mayorga