Síndrome de piernas inquietas

El síndrome de piernas inquietas (SPI), es un trastorno neurológico que se caracteriza por la necesidad irrefrenable de mover las piernas, con sensaciones desagradables o molestas asociadas, que algunas personas describen como dolorosas. Se presenta con más frecuencia en personas de mediana edad y adultos mayores.

15/04/2014 | Vanesa Alonso

CAUSAS

La investigación sobre el SPI es continua, teniendo todavía respuestas limitadas sobre las causas de este trastorno. Se podría clasificar como:

• SPI primario o familiar: puede tener carácter hereditario. Se están estudiando las posibles causas genéticas responsables de esta forma de síndrome de piernas inquietas.

• SPI secundario: puede estar asociado a otra enfermedad, que cuando se encuentra presente empeora el SPI. Entre las enfermedades que se pueden relacionar están:

-Diabetes

-Enfermedad renal crónica

-Deficiencia de hierro

-Neuropatía periférica

-También se relaciona con el embarazo. Especialmente durante los últimos meses, alrededor de un 20% de mujeres embarazadas puede desarrollar SPI. Generalmente después del parto los síntomas desaparecen.

• SPI idiopático: no tiene causa conocida. No existe antecedente familiar, ni enfermedad asociada que lo justifique.

SÍNTOMAS

El síntoma principal asociado a este síndrome es la necesidad irresistible de mover las piernas. Esta sensación provoca a menudo la necesidad en la persona de levantarse y caminar. Algunas características son:

• Estos episodios ocurren cuando el individuo está en reposo, es decir, en la noche cuando uno está acostado, o durante el día cuando se está sentado por períodos de tiempo prolongado.

• Está afección empeora con el estrés.

• Suelen darse molestias asociadas que se describen como hormigueo, ardor, sensación de tirón, golpeteo e incluso dolor.

• En la mayoría de los casos, se producen movimientos rítmicos de las piernas durante el sueño. Son sacudidas, que se llegan a producir cada veinte o treinta segundos, pudiendo dificultar el sueño y provocando insomnio (siendo esta la principal consecuencia de este síndrome), con el consiguiente cansancio y falta de concentración durante el día.

• También pueden producirse ocasionalmente los síntomas en los brazos, u otras partes del cuerpo.

 DIAGNÓSTICO

El diagnóstico del SPI, se realiza en base a la clínica, es decir por los síntomas descritos por la persona, siendo necesaria la presencia de algunos criterios como son:

• Necesidad irresistible de mover las piernas, que va acompañada de sensaciones molestas.

• Empeoramiento de los síntomas en periodos de reposo, y mejoría con el movimiento.

• Inquietud motora en las extremidades inferiores.

• Aparición (o empeoramiento) de los síntomas por la tarde/noche.

Aunque no sean características determinantes para establecer el diagnóstico, también se estudiarán la historia familiar de SPI, la existencia de un examen neurológico normal, y las dificultades para conciliar o mantener el sueño.

¿QUÉ SE PUEDE HACER?

Este síndrome no es peligroso, las consecuencias vienen derivadas de la repercusión que puede tener en la calidad de vida de la persona. No existe un tratamiento definitivo, ni que haga desaparecer los síntomas, aunque si se pueden prescribir ciertos medicamentos para mejorarlos o corregir las patologías asociadas (tratamiento del insomnio, de la falta de hierro si fuera el caso...), pero en todo caso estas prescripciones deberán ser realizadas por un médico.

Las acciones a realizar estarán orientadas a reducir el estrés y mejorar la relajación muscular:

• Elija un estilo de vida saludable. Elimine las sustancias que facilitan los síntomas (café, té, excitantes...)

• Realice estiramientos suaves para ayudar a la relajación muscular.

• Baños calientes o fríos, y masajes también pueden beneficiar.

• El cansancio y la fatiga pueden acentuar los síntomas, por tanto establezca un ritmo de sueño regular (acostarse y levantarse a la misma hora), y duerma las horas suficientes. Proporciónese un entorno de sueño tranquilo y cómodo.

• No luche contra los síntomas. Si intenta frenar la necesidad de moverse puede que las manifestaciones empeoren aún más. Un programa regular de ejercicio puede ser beneficioso.

• Mantenerse ocupado y con la mente activa puede disminuir los síntomas.

• Para cualquier tratamiento farmacológico consulte con un medico.