Obesidad infantil

La causa fundamental del sobrepeso y la obesidad infantil es el desequilibrio entre la ingesta calórica y el gasto calórico.

07/05/2014 | Rosa Luján y Lidia García | Fn

El aumento mundial del sobrepeso y la obesidad infantil es atribuible a varios factores, tales como:

                    -El cambio dietético mundial hacia un aumento de la ingesta de alimentos hipercalóricos con abundantes grasas y azúcares, pero con escasas vitaminas, minerales y otros micronutrientes saludables.

               -La tendencia a la disminución de la actividad física debido al aumento de la naturaleza sedentaria de muchas actividades recreativas, el cambio de los modos de transporte y la creciente urbanización.

¿Qué son el sobrepeso y la obesidad?

El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.

El índice de masa corporal (IMC), es una buena manera de diagnosticar el desarrollo de la obesidad en un niño. Indica la relación entre el peso y la talla, se calcula dividiendo el peso en Kg entre la altura en Metros al cuadrado (kg/m²). Señala si un niño está ganando demasiado peso para su altura, o si es equilibrado.

La definición de la OMS es la siguiente:

                         Un IMC igual o superior a 25 determina sobrepeso.

                         Un IMC igual o superior a 30 determina obesidad.

¿Cuáles son las consecuencias comunes del sobrepeso y la obesidad para la salud?

Un IMC elevado es un importante factor de riesgo de enfermedades no transmisibles, como:

Las enfermedades cardiovasculares (principalmente cardiopatía y accidente cerebro vascular); la diabetes; los trastornos del aparato locomotor (en especial la osteoartritis, una enfermedad degenerativa de las articulaciones muy discapacitante), y algunos tipos de cáncer (del endometrio, la mama y el colon).

El riesgo de contraer estas enfermedades no transmisibles crece con el aumento del IMC.

En la mayoría de las ocasiones, que un niño padezca sobrepeso u obesidad supone para él un grave problema psicológico, sobre todo teniendo en cuenta los cánones de belleza actuales. Suelen expresar sensaciones de inferioridad y rechazo, muchas veces padecen discriminación, depresión, inactividad, cuadro que desemboca en aumentar las ganas de comer.

La obesidad infantil se asocia con una mayor probabilidad de obesidad, muerte prematura y discapacidad en la edad adulta. Pero además de estos mayores riesgos futuros, los niños obesos sufren dificultad respiratoria, mayor riesgo de fracturas e hipertensión, y presentan marcadores tempranos de enfermedad cardiovascular, resistencia a la insulina y efectos psicológicos.

Medidas actuales para prevenir el sobrepeso y la obesidad:

La elevada prevalencia de sobrepeso y obesidad ha obligado a los gobiernos a tomar medidas. En España la estrategia NAOS (estrategia para la nutrición, la actividad física y la prevención de obesidad) pretende promover una nutrición saludable e impulsar la práctica regular de ejercicio físico, poniendo especial interés en la población infantil.

Empresas alimentarias españolas se han adherido de forma voluntaria al Código de Autorregulación de la Publicidad dirigida a menores (PAOS). Todas ellas deben cumplir con las condiciones que dicha medida impone. De lo que se trata es de ayudar a gestionar sus mensajes dirigidos a menores, sobre todo a niños menores de 12 años. El código rechaza mensajes cuyas presentaciones puedan inducir a errores acerca de las características del producto o de los beneficios de su consumo. En la publicidad de alimentos o bebidas dirigida a niños no aparecerán personajes próximos a ellos, como por ejemplo, presentadores de programas infantiles o los personajes de las películas de ficción.

¿Cómo pueden reducirse el sobrepeso y la obesidad?

El sobrepeso y la obesidad, así como sus enfermedades no transmisibles asociadas, son en gran parte prevenibles. Para apoyar a las personas en el proceso de realizar elecciones, de modo que la opción más sencilla sea la más saludable en materia de alimentos y actividad física periódica, y en consecuencia prevenir la obesidad, son fundamentales unas comunidades y unos entornos favorables.

En el plano individual, las personas pueden:

Limitar la ingesta energética procedente de la cantidad de grasa total; aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos; limitar la ingesta de azúcares; realizar una actividad física periódica, y lograr un equilibrio energético y un peso normal.

De igual forma que los padres siguen criterios concretos a la hora de escoger un colegio o un colchón para su hijo, deberían tener presentes ciertas recomendaciones para prevenir la obesidad. A continuación se citan una serie de consejos para que padres o cuidadores prevengan, en la medida de sus posibilidades, esta enfermedad.

Los pequeños cambios son poderosos, y sobre ellos inciden todas las entidades implicadas en la salud infantil desde hace varios años. La siguiente lista detalla los más relevantes.

  1. Servir raciones adecuadas para la edad del niño. (El tamaño de la vajilla influye, como en el adulto, en el volumen de comida ingerido por el menor).
  2. Tener en el hogar una variedad de hortalizas, frutas y cereales integrales (pan integral, pasta integral, arroz integral, etc).
  3. Escoger leche y productos lácteos bajos en grasa o desnatados.
  4. Limitar el consumo de carnes rojas o de derivados cárnicos.
  5.  Promover el consumo de legumbres y frutos secos.
  6. Retirar de la vista del niño las tentaciones ricas en calorías (lo mejor es no tenerlas en el hogar).
  7. Fomentar la actividad física, sin olvidar que los niños imitan a los adultos: si los padres hacen deporte, los hijos también lo harán. Para prevenir la obesidad, el mínimo de tiempo diario que deberían dedicar los niños a realizar actividades de intensidad de moderada a vigorosa asciende a 60 minutos. Una revisión acaba de comprobar que el sedentarismo en la adolescencia es la norma.
  8. La bebida de elección para calmar la sed debe ser el agua. El consumo habitual de zumos está desaconsejado.
  9. Se debe limitar el consumo de azúcar, bollería y, sobre todo, bebidas azucaradas ("refrescos"). Diversos expertos consideran que se debería enviar "mensajes claros" a la población sobre los efectos negativos de dichas bebidas.
  10. Un buen desayuno. Es la primera comida dl día, la que mayor importancia tiene sobre el rendimiento escolar. Desayunando, se controla el apetito, es decir, si el niño no desayuna correctamente, probablemente tenga hambre a lo largo de la mañana, fomentando de este modo un innecesario “picoteo” de alimentos hipercalóricos entre horas.
  11. Prestar especial atención al proceso de masticación de alimentos, tratando que se haga de manera correcta y con detenimiento.
  12. Evitar tanto premiar como castigar mediante alimentos. Si se hace, ciertos alimentos pueden ser considerados como premio por los niños, fomentando su consumo Por esa misma razón hay que evitar los castigos con alimentos, pues se puede llegar a reducir el consumo de estos alimentos.
  13. No comer delante de la televisión. La experiencia demuestra que se ingiere mayor cantidad de alimentos, ya que el niño no es consciente de la señal de saciedad.
  14. Restringir a no más de 2 horas diarias el tiempo que los niños dedican a ver televisión, jugar a videojuegos o a navegar por Internet.
  15. Respetar las horas de sueño. La falta de sueño incrementa el hambre, así como el apetito por alimentos calóricos.

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