La Agencia Nacional de Medicamentos francesa, los colegios de medicina general y otorrinolaringólogos y la Orden nacional de farmacéuticos (ONF) han alertado colectivamente contra los "riesgos potenciales" del consumo de vasoconstrictores para combatir los resfriados.
En términos médicos, la vasoconstricción, "es el estrechamiento (constricción) de vasos sanguíneos por parte de pequeños músculos en sus paredes. Cuando los vasos sanguíneos se constriñen, la circulación de sangre se torna lenta o se bloquea".
A partir de ese principio, los colegios de médicos y especialistas, la agencia nacional responsable de la seguridad de los medicamentos, estiman que algunos vasoconstrictores, como "Actifed Rhume", "Humex", "Rhinadvil" y "Dolirhume", entre otros, amenazan la salud pública, ya que, a su modo de ver, "pueden tener efectos indeseables y muy graves sobre todas las poblaciones con algún factor de riesgo".
Christelle Ratignier-Carbonneil, directora de la Agencia Nacional de Medicamentos francesa, ha declarado a la emisora pública 'France Info': "La utilización de los vasoconstrictores puede provocar infartos y accidentes cerebrales, exponiendo a los usuarios a riesgos muy graves. En caso de problemas de respiración, es preferible el uso de soluciones con suero fisiológico".
La asociación NèreS, que representa a los laboratorios farmacéuticos y es responsable del diálogo con el gobierno, considera "prematura" la denuncia de la Agencia de Medicamentos francesa y los colegios de médicos y farmacéuticos. Según Nères, las empresas farmacéuticas francesas han vendido mil ciento sesenta millones de cajas de vasoconstrictores en los últimos 15 años y solo se habrían conocida una veintena de crisis médicas directamente relacionadas.
El mes de febrero pasado, la Agencia Nacional de Medicamentos francesa pidió a la UE que «revaluase» y prohibiese la venta de vasoconstrictores. Las autoridades europeas todavía no han hecho pública su decisión final a la demanda gubernamental francesa. Esos medicamentos se encuentran a la venta libre, sin receta, en varios países europeos.
En Francia, el mes de diciembre pasado, meses antes que la Agencia Nacional de Medicamentos francesa tomase posición oficial, la Orden nacional de farmacéuticos (ONF) advirtió a sus afiliados y la opinión pública de los riesgos de la venta y consumo de esos medicamentos.
