Cuidados veraniegos en las personas mayores

El verano es una época donde se deben tener cuidados especiales con los adultos mayores y personas con enfermedades crónicas para evitar efectos adversos en su salud que pudieran estar derivados de la estacionalidad del verano y sus consecuencias.

14/05/2014 | Rosa Luján

Entre los aspectos que se deben de tener en cuenta, todos los profesionales recomiendan:

- Tomar abundantes líquidos -en especial agua- al menos 2 litros diarios y con frecuencia, aunque no sienta sed.

- Evitar salir a la calle en las horas más calurosas del día.

- Cubrir la cabeza con un sombrero o gorra y vestir ropa ligera de colores claros.

- Usar gafas de sol.

- Caminar por la sombra.

- Exposición al sol en los horarios recomendados: especialmente evitar entre las 10:30 y las 15:30 hs. Uso de cremas de protección solar con factor alto ( de 30 a 50).

- Duchas frecuentes o aplicación de paños húmedos.

- Es importante una buena nutrición: aumentar el consumo de frutas de verano y verduras frescas (por lo menos 5 raciones de frutas y verduras por día).

- Realizar de 4 a 5 comidas al día.

- Evitar alcohol, bebidas con cafeína y comidas muy calientes.

- Mantener la temperatura adecuada dentro del hogar.

- Ante el menor síntoma de calor, pedir ayuda. Si además apare dolor de cabeza, dolor abdominal, náuseas, vómitos, mareos, acudir a centro de salud de referencia.

- Si la persona vive sola, se aconseja mantener contacto con alguien cercano que pueda gestionar ante una urgencia, los cuidados adecuados.

Frente al sol, mucho cuidado

Uno de los máximos 'enemigos' es el sol, cuya incidencia influye de manera directa en un proceso llamado dermoporosis.  De igual forma que sucede con el hueso osteoporosis o en el músculo sarcopenia, conduce a una serie de cambios en la epidermis y la dermis por el cual la piel va perdiendo consistencia, y se hace más frágil y susceptible al daño de agentes externos, entre ellos, la radiación ultravioleta.

Este fenómeno se produce en todas las personas de edad avanzada y, en algunos, cuando existen otros factores de riesgo (consumo de determinados medicamentos o ciertas enfermedades como la diabetes) hace que aumenten las probabilidades de padecerlo. Entre las principales consecuencias de la misma cabe destacar el adelgazamiento de la piel, su pérdida de elasticidad y su menor capacidad para ejercer de barrera frente a una infección.Por ello, los geriatras alertan de la necesidad de extremar el cuidado frente al sol, al igual que se recomienda a los niños.

Ojo con la deshidratación

Además, la exposición al sol no sólo genera daños en la piel sino también hace perder agua. Así, la deshidratación se convierte en otro de los problemas frecuentes en las personas mayores en los meses de verano, ocasionando una de cada cinco visitas al hospital. Detrás de esta alteración se encuentra nuevamente el mismo proceso de envejecimiento. A diferencia de lo que sucede en los jóvenes que están protegidos frente a la deshidratación por la sensación de sed que experimentan y que actúa como una especie de alarma que indica que se debe beber agua, en los mayores esta señal aparece de forma más tardía, e incluso puede no aparecer. Al no experimentar esta sensación no se bebe de forma regular, lo que les hace más proclives a desarrollar una deshidratación.

Es un proceso natural frente al que no se puede actuar, por lo que los esfuerzos se concentran en la prevención. Sólo con aumentar en medio litro más del normal el consumo de líquidos en los mayores sanos se podrían evitar gran parte de estos problemas. No es necesario que los dos litros se aporten bebiendo líquido, sino que una parte puede provenir de alimentos ricos en agua como la fruta, la gelatina, sopas frías, los granizados, etc.Si nos vamos de viaje…

Junto con las cremas protectoras y una botella de agua, otra de las cosas que el mayor debe incluir en su maleta de viaje en el verano son los medicamentos. En estos periodos no se observa una disminución en el seguimiento de los tratamientos de los mayores, incluso en aquellos que toman un gran número de ellos. No obstante, se aconseja que previamente a cualquier desplazamiento, el mayor acuda al médico por si se tiene que hacer un ajuste de su medicación y que lleva las recetas que precise para su desplazamiento.

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