Los pistachos son la semilla del árbol del pistacho, y son conocidos como uno de los frutos secos más nutritivos. El pistacho es rico en ácidos grasos insaturados, ácidos grasos monoinsaturados, fibra, calcio, magnesio, zinc, potasio, fósforo, hierro, tiamina, vitamina E y folatos.
A su vez, son un alimento muy calórico, con 611 kilocalorías por cada 100 gramos de producto sin cáscara. Gracias a su contenido en tiamina, vitamina E folatos, los pistachos contribuyen al buen funcionamiento de nuestro cerebro, y a la protección de las células frente al daño oxidativo. Los pistachos son un snack perfecto, ya que calman el hambre y aportan una buena cantidad de fibra y proteínas vegetales.
Si bien los pistachos pueden ser ingeridos sin problemas, siempre y cuando no se sufra una intolerancia a este alimento, las personas con problemas renales crónicos deben controlar la cantidad que comen. Al ser un alimento rico en potasio y fósforo, los riñones pueden tener dificultades para eliminar los minerales sobrantes y mantener el equilibrio en el organismo.
Como explican en un artículo de la Escuela de Salud de Pacientes de La Rioja, en condiciones normales los riñones trabajan regulando la concentración de sustancias como el sodio, el agua, el potasio y el fósforo.
Si hay daño renal, y el potasio y el fósforo no se eliminan de la manera adecuada a través de los riñones, se acumulan en la sangre. Dependiendo del daño renal que se padezca, los pistachos podrían ser un alimento a evitar o a consumir moderadamente, siempre controlando la dieta en general y la combinación con otros alimentos ricos en potasio y fósforo.
