Como en casa....

Si bien hay edades y circunstancias para todos los gustos, el común de los mortales se suele abonar al aserto de que “como en casa, en ningún sitio”. Que quede claro, el rango de preferencias roza el infinito y también proliferan aquellos a los que no se les caerá el techo encima. Éstos corresponden a perfiles con una agenda de artista, o de ministro... bueno de ejecutivo, personas muy activas, ocupadísimas, que paran poco en la dirección que figura en su DNI.

Sea como fuere todos, absolutamente todos, metemos la llave en la puerta de nuestra casa o piso en algún momento del día deseosos de un merecido descanso, de intimidad, de esparcimiento en nuestro hábitat natural, ese que muchos denominan “zona de confort”. Es innegociable y se torna en una necesidad vital, como el aire que respiramos. Después de una dura jornada de trabajo, un viaje o una noche de marcha, la casa de es la anhelada tierra prometida donde hacer lo que nos dé la gana siempre y cuando el resto de moradores nos lo permitan. Porque si hay familia lo bueno se comparte.

El refugio del guerrero tiene de serie suelo, paredes y techo. En el equipamiento básico estamos de acuerdo, parece una obviedad, pero son los pequeños detalles los que convierten una casa o un apartamento en un verdadero hogar. Su diseño es un proyecto que no es pequeño, tiene principio pero no tiene fin, y para los amantes de la decoración cuanto más lejano en el calendario mucho mejor. El hogar llevará nuestra impronta y dirá sin ningún género de dudas quiénes y cómo somos.

A ver… por dónde íbamos? Suelo, paredes y techo. Lo siguiente será una cocina para abastecernos. A ser posible amplia, cómoda y funcional, con lo último en esos electrodomésticos que tanto nos facilitan la vida. La cama es otro ‘derecho fundamental’. Grande, confortable, ni muy dura ni muy blanda. Para el descanso y lo que se tercie. Baño y un salón-estar en el que los protagonistas son la tele, panorámica, curva, con muchas K, smart... el último grito; un sofá mullidito y el sillón para el guerrero. Un sillón que abrace como un oso bueno y nos haga olvidar todo lo malo que tiene no recogerse a tiempo.

Al modo de un perro fiel, desde antiguo los sillones siempre han abrazado a sus amos. Los han recibido para reposar los pies después de todo un día pateando el mundo exterior, acomodarlos en la siesta y hasta para sufrir sus brincos por la emoción de un partido. Ahora, además, esos amigos blanditos dan masajes y son buenos para la salud. Es lo que viene siendo un sillón relax, descendiente no muy lejano de aquellos aunque con unas prestaciones que hasta hace nada eran un sueño inimaginable.

Se han hecho tan populares que raro es el videoclip de un cantante famoso que no lo incorpora para hacer contraste en el centro de una nave industrial abandonada o de un campo de flores en plena naturaleza. Parece cosa de millonarios pero no es así, están al alcance del bolsillo y son maravillosamente adictivos. En ninguna casa debe faltar un ejemplar de estos nidos individuales para el descanso, que lo son también para el disfrute y la salud.

En los hogares familiares -que son la mayoría- habrá que celebrar sorteo de turnos para su uso, porque las jerarquías antiguas tienden a desaparecer, vean si no qué pasó con el mando a distancia de la TV. Otra posibilidad es la de establecer cuotas para disfrutar del sillón relax en función de las tareas domésticas completadas, algo así como en el Gran Hermano pero sin gritos.

Para la limpieza del suelo, por ejemplo, los más espabilados pueden valerse nuevamente del progreso moderno y adquirir uno de los avances que hoy que nos ofrece el mercado. Aspiradores que dejan el suelo impoluto ahorrando tiempo, dinero y por supuesto esfuerzo. En la web Aspirame.es existe un amplio catálogo de prácticos robots que sólo con verlos trabajar ya arrancan una sonrisa de felicidad.

Los robots aspiradores han supuesto una auténtica revolución en el modo de limpiar nuestro hogar. ¿Quién nos iba a decir hace unos años que un robot nos ayudaría con la limpieza de casa? Parece ciencia ficción, pero están aquí. La diferencia con los aspiradores convencionales es obvia, nos aportan comodidad, ahorro energético, tiempo libre y en algunos casos calidad de vida. Son ideales para las personas con asma o alergia al polvo y también para las casas con mascotas. De hecho, hay algunos modelos que son especiales para los animales, que tienen más capacidad para recoger el pelo y un depósito más grande.

Se abre la puerta y no parece que haya un alma en casa. Está todo en silencio y el suelo reluce como una mañana de primavera. Todavía no han llegado así que el sillón de masajes debe de estar libre. Pero con el primer vistazo al salón lo que era un deseo-conjetura se derrumba con la dulce imagen de un ‘alguien’ más. Parece que duerme la siesta en el ansiado trono y que no tiene intención inmediata de irse a ningún otro sitio.

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