Un tercio de las muertes en España se deben enfermedades cardiovasculares, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. Son patologías que en muchos casos podrían prevenirse, pero que a menudo se producen sin advertencia previa.
En un intento por encontrar nuevas herramientas para identificar el riesgo de eventos cardiovasculares, un equipo de investigadores de la Universidad de Uppsala (Suecia) ha encontrado una serie de biomarcadores en sangre que podrían emplearse como un sistema de "alarma precoz" que podría permitir tomar medidas preventivas antes de un primer ataque cardíaco.
Así lo explican en la revista científica Nature Cardiovascular Research, en la que también detallan que están trabajando en una herramienta online que podría ser usada por cualquiera que conozca sus niveles de colesterol LDL y HDL, su circunferencia de la cintura, su altura y otros detalles para predecir la probabilidad de sufrir el primer ataque cardíaco en los próximos seis meses.
Para todo ello, examinaron muestras de sangre de 169.053 individuos europeos sin enfermedades cardiovasculares previas. De ellas, compararon las de 420 individuos que tuvieron un primer ataque cardíaco seis meses después de la toma de la muestra con las de 1.598 a las que no les sucedió esto.
En base a este método, los autores del estudio encontraron unas 90 moléculas diferentes que pueden emplearse como biomarcadores de la inminencia de un ataque cardíaco.
Estas moléculas, explican, pueden ser causantes o mediadores en los mecanismos de la enfermedad cardiovascular, o incluso pueden ser consecuencia de procesos que están teniendo lugar en el organismo. Será necesario investigar más a fondo cada una de ellas para determinar su papel concreto.
Sin embargo, estas moléculas no son la base de la herramienta desarrollada para detectar la inminencia de un ataque cardíaco, ya que no mejoraban la precisión de otras que ya habían sido investigadas previamente.
En cualquier caso, el test está por ahora diseñado para la comunidad de investigación, mientras no se confirme la eficacia y la precisión con futuros estudios. Además, debe tenerse en cuenta que no recoge el riesgo genético de las personas, que a menudo constituye un factor muy importante.
