"Cómicos Urbanos", cita mensual para la comedia en The Rockers Pub Fuenlabrada

El domingo 20 de enero sucedió algo bonito en Fuenlabrada. Me encontré con mi “yo” de hace apenas 7 años. Un Tito Rapha que descubrió, en su Málaga de la adolescencia, un bar en el que cada domingo aparecía un “graciosete”, un cómico -casi todo hombres, hará 8 años por desgracia no nos preocupábamos tanto por eso.

En aquellas semanas, recuerdo haber conocido a muchos artistas, y a todos, les fuera bien o mal, les aplaudía, porque notaba en su hacer un trabajo que escondía mucho detrás. No es, como dice mi padre, “subirse y contar un par de cosas graciosas”. Es, más bien, escribir, probar, ensayar, temer, sufrir, y sonreír cuando algo sale bien. Y alimentarte de un público al que tienes que llegar, seas un simple cómico que está empezando o la mayor estrella de El club de la comedia.

Pues bien, de repente me vi rodeado de gente que luchaba por lo suyo, de comediantes que buscaban alimentarse del público, en un espectáculo mensual llamado “Cómicos Urbanos” y que, además, organiza una joven productora que tiene muy claro que quiere ganarse el pan con lo que ama: la comunicación. Ellos son Producciones Culturales Territorio Sur, jóvenes fuenlabreños con ideas y con el deseo de crear y llegar lejos. Se les verá, se les verá.

El proyecto que aquí analizamos, ese “Micro abierto” -que, para los no entendidos, son varios cómicos con un límite de tiempo o bien probando texto nuevo o bien dándose a conocer, siempre con lo mejor, su personalidad, está presentado por los cómicos Alber Vil y Fernando “el Pelao”, dos miuras de la comedia más pura, esa que no se siente mejor que las demás por ser cultivada en las técnicas más sibaritas del stand-up y de Malasaña y que lo único que busca es entretener a quien se ponga por delante.

Este “Cómicos Urbanos”, cuyo próximo show es el 17 de febrero, se realiza en un local que lucha por defender su corazón. Estoy hablando del “The Rockers Pub” (C/ Islas Británicas, 3, Fuenlabrada), un espacio de rock y música continua, donde se realizan conciertos, tributos, y donde se han dado cuenta de que la comedia es el nuevo rock&roll. “The Rockers” es un sitio en el que entras y las paredes te recuerdan a otra época, siendo esto un gran cumplido, y en el que su escenario te provoca la sensación de ser un superviviente como pocos. Y, aunque parezca lo contrario por estas palabras, creo que el espíritu que tienen es más bien joven, por lo que invito a esa generación, mi generación, entre millenial y centenial, a que descubran un sitio acogedor y con chispa.

El papel de los dos presentadores brilla por su generosidad. Calientan al público, le dan las instrucciones durante el show -es una grabación de los monólogos que se puede ver semanalmente en Youtube y, sobre todo, entran al juego de los chistes, gags y bloques que los cómicos invitados cuentan, dejándoles siempre el foco principal a ellos, a los “visitantes”. Ahí está el regalo, en dar la oportunidad de grabar su monólogo con calidad a muchos rostros que, por h o por b, no han tenido oportunidad de estar ante una cámara de televisión de primera línea.

En las próximas semanas se irán publicando los monólogos grabados en la sesión de enero, un día en el que pude sentir a un público transversal, de todas las edades, riendo en conjunto, con lo difícil que es, y con textos que, a priori, no son para todo el mundo. Una esperanza de que, en el fondo, la gente sabe diferenciar entre ficción y realidad mucho mejor que algunas asociaciones y rostros del país. De nuevo, volví a esos años malagueños en los que vi un humor del pueblo. Un humor del barrio. Un humor sin florituras pero sin complejos. Estilos muy diversos, pero una misma sensación: quiero hacer eso. Quiero crecer como ellos lo hacen, creyendo en lo que hacen, defendiendo su cabeza y puliendo sus talentos y sus desperfectos.

Fueron cuatro voces las invitadas, como será cada mes en “Cómicos Urbanos” y “The Rockers PUB”. Abrió camino Buitrago, un gordo que dice ser gordo. Que hace risa con lo de ser gordo. Eh, ¿y por qué no? Yo mismo digo que , como gordo, tengo ya ese campo cubierto por el resto de gordos, pero eso no quita que quien lo hace con talento, lo luzca, y Buitrago es un cómico gordo que es muy gracioso. Pero mucho. El público no pudo estar más activo. Casi había risa y/o aplauso cada 10 segundos. Eso es muy difícil.

La siguiente fue la cómica Palo Capilla. A ella le agradezco un comentario que me hizo: “qué asco me dais los jóvenes”. En esa frase hay un cariño y un respeto a todos los que empezamos a edades... insultantes, sí. Pero que alguien que lleva escenarios y escenarios pateados te diga eso anima. A todo un grupúsculo de nuevas voces. Espero que no le importe que cuente lo que pasó durante su monólogo.

Yo estaba grabando y echando fotos mientras disfrutaba el texto al lado de otro de los cómicos. Y alucinamos con un texto brillante. No era compacto, no estaba cerrado, pero tenía genialidades que os animo a descubrir si os la encontráis por el camino. Los nervios le pudieron, y hubo una ocasión en la que se puso en blanco. Pero lo previo era tan bueno y había conectado tan bien con los asistentes que la ovación fue preciosa. Porque eso es la comedia. A veces te pasan esas cosas. Y aún así, el bolo no fue para nada un pinchazo. Fue un éxito, en la opinión de este que escribe. Pero bueno, me hago llamar Tito Rapha, igual no soy muy fiable.

Tras un descanso para consumir, respirar y esas cosas del vivir, continuó el show con Davis Corpa, “el poeta de la comedia”. Con una interpretación única, me encontré ya no en una sala de música y comedia, sino en un teatro de lo que podría ser la “new age” de la dramaturgia-fusión. Un relato narrado con las habilidades de un trovador, aunque contrastado con la energía corporal de un locutor de radio nocturna que, a pesar de tener una movilidad tranquila, llena la escena con la presencia de un actor de los años 50 mirando a cámara y recitando un monólogo. Y aunque pueda parecer demasiado intenso todo, la risa era satisfactoria, estaba medida a la perfección para desarrollarse y crecer.

Por último, una de las razones por las cuales me vi otra vez en Málaga hace 7 años. Un almeriense que fue parte del elenco que fui conociendo semanalmente. Juanma Molina, un artista de esa ahora convulsa Andalucía. Cuando nos vimos, me alegré, porque recordaba algo que le dije hará 4 años: “me voy a Madrid, quiero hacer comedia y estudiar”. Él lo recordaba. Yo era uno más del público. De tanto público que tiene semanalmente. El nivel de cariño que demuestra eso hacia “el respetable” es muy alto.

Él andaba diciendo que quería “más tiempo, con 10 minutos no es suficiente”. Es cierto, si le dejas, él tira y tira y tira. Me confesaba poco antes de volver del descanso que no tenía claro aún qué iba a hacer. Y eso no le importó. Subió, habló, interpretó, triunfó. Eso es mucho más que talento, eso es machacar y hacer y seguir y aprender y mejorar. En eso se basa el oficio de cómico, en la incertidumbre bien trabajada.

“Cómicos Urbanos” es uno de esos espacios que nos hacen mejores. A los cómicos y al público. A Fuenlabrada y a “los barrios”. A “The Rockers Pub” y a la cultura en general. No es el único, hay muchos más sitios como este, donde el oficio de comediante se realiza casi diariamente, pero... no tan cerca. No tan real. No tan para vosotros, para la gente, para el barrio. La comedia debe volver a vosotros, debe volver a pensar más en el público y no tanto en sí misma. Y “Cómicos Urbanos” permite que esto pase. Larga vida a “Cómicos Urbanos”

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