Como "una ciudad sin ley", ha definido el portavoz del PP de Fuenlabrada, Sergio López, el estado del antiguo aulario del Instituto Aranguren de Fuenlabrada.
El edificio se encuentra abandonado y convertido en el centro de diversión "de grupos violentos que lo utilizan para dar rienda suelta a su falta de sentido común”, ha asegurado López.
Sillas sobre los tejados, ventanas sin cristales ni persianas, pintadas por todas las paredes, interiores destrozados y enseres quemados dentro y fuera del patio.
Los responsables del Gobierno Local están avisados por los vecinos afectados desde hace mucho y se quejan, tal y como ha dicho el popular, “de que nadie les ha hecho caso”.
Porque lo peor, ha explicado López, lo sufren los vecinos de las calles Costa Rica y Colombia, cuyas casas lindan con el antiguo centro. Son ellos los que padecen casi a diario las intervenciones de los bomberos y de la policía para desalojar a los intrusos y los que padecen las represalias de estos “energúmenos” en sus propias viviendas. “Cualquier día”, ha dicho, “se va a producir un problema serio y entonces el equipo de Gobierno de esta ciudad se lamentará en lugar de haberle puesto remedio”.
Para evitarlo, el líder de la formación azul ha exigido al Alcalde, Manuel Robles, que de una utilidad social al edificio, pero antes y de forma urgente, lo tapie y refuerce la valla perimetral del centro para impedir el acceso.
