Los conductores de vehículos pesados saben de sobra que no es lo mismo llevar su vehículo particular que conducir el vehículo de empresa: son vehículos que cuesta más frenarlos debido al peso y más cuando llevan carga, los límites de velocidad son más bajos, por ejemplo en autopistas es 90 Km/h, ocupan más espacio en los carriles y un gran largo etcétera.
Además son conductores que debido a las largas horas de trabajo, el gran número de kilómetros que recorren y la presión de cumplir con los horarios establecidos suelen estar bastante más cansados que un conductor que realiza un viaje por ocio en su coche.
Por todo esto, el resto de conductores tenemos que saber actuar ante ellos debido al volumen que ocupan en la calzada y el estado del conductor que maneja estos vehículos, según acabamos de comentar.
Cuando nos acercamos a ellos, debemos saber que van más lentos que nosotros, sobre todo cuando comienzan a subir una pendiente, y nos podemos echar encima de ellos sino cambiamos antes de carril, moderamos la velocidad y dejamos la distancia de seguridad adecuada respecto a ellos.
Debemos tener en cuenta que al ser vehículos voluminosos no nos dejan ver bien el ancho total de la calzada y si pretendemos adelantarlos lo debemos hacer desde un poco más lejos que si lo hiciéramos a un coche, para tener mejor visibilidad. Además en el caso de que esté lloviendo, no es bueno acercarse a ellos porque expulsan por sus ruedas una gran cantidad de agua que nos impide ver bien, en cuyo caso hay que poner el limpiaparabrisas a una velocidad más alta de lo normal.
Una vez que los adelantamos tenemos que tener cuidado con el viento lateral, tanto al principio como al final del adelantamiento que son los momentos más peligrosos.
Cuando ellos realizan giros a la derecha, se abren y pisan el carril contrario por el que nosotros circulamos, por tanto es algo que debemos prever para facilitarles el giro.
Por todo ello, tanto ellos como nosotros tenemos que estar más atentos cuando nos encontremos en la circulación.
