Conducir con sol

Aunque este artículo de hoy sería más conveniente para los meses de verano, tenemos que tener cuenta que llevamos un mes de febrero y de marzo como si fueran meses de verano: hace mucho sol y este es un factor de riesgo a la hora de conducir por lo que debemos actuar correctamente.

Protegerse de sus posibles efectos es de vital importancia, sobre todo, al amanecer o al atardecer. Hay que tener en cuenta una serie de factores para evitar los accidentes derivados de las molestias ocasionadas por el sol:

Utilizar gafas de sol polarizadas: Si no las usamos el riesgo de sufrir un accidente es mayor por los deslumbramientos o cegueras momentáneas. Las mejores gafas polarizadas son las que van etiquetadas con el símbolo CE y con lentes grises, de tonalidad azulada o marrones, pues son los cristales con los que mejor se percibe los verdaderos colores de las señales.  Las gafas no se deben usar dentro de un túnel porque disminuyen la agudeza visual.

Reducir la velocidad: Es fundamental para reaccionar de forma correcta ante cualquier riesgo que se nos presente.

Parar el vehículo si fuera necesario: Si el sol nos está dando directamente en los ojos de forma continua, se aconseja estacionar cinco minutos hasta que el sol cambie de dirección. Y mientras esperamos esos cinco minutos, descansar la vista.

Uso del parasol: Su empleo debe reservarse sólo a esos momentos de mayor deslumbramiento, porque al conductor le resta parte importante de visión.

Mantener los cristales limpios: Reduce el riesgo de deslumbramiento. La suciedad hace que se produzcan brillos innecesarios y peligrosos para el conductor.

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