En el mercado encontramos diferentes tipos de electrodomésticos dirigidos a sectores profesionales, como ocurre con las secadoras industriales y las lavadoras. Las que se destinan al uso intensivo o industrial son muy distintas de las que hay en nuestras viviendas, de modo que vamos a ver algunas de las diferencias entre ambos tipos de máquinas.
Capacidad
Una de las principales diferencias entre las lavadoras industriales para hospitales y las que tenemos en nuestras cocinas es su capacidad, ya que aunque las domésticas han ido aumentando su tamaño, las profesionales son mucho más grandes.
Así, mientras que las que compramos para casa ya rondan los diez kilos en el mejor de los casos, las que se emplean en los hospitales, lavanderías y sitios similares, pueden llegar a los cien kilos.
Y lo mismo pasa con las secadoras, pese a que en este caso suelen tener capacidades más modestas, aunque sí pueden trabajar con varias decenas de kilos de ropa.
Velocidad
Algunos programas de las lavadoras de casa llegan a durar tres horas, mientras que en las secadoras suelen ser de hasta dos. Esto es demasiado para un uso a nivel profesional.
Por eso, las máquinas destinadas a los negocios se caracterizan por tener ciclos de lavado y secado más cortos, pues así pueden procesar cantidades de ropa mucho mayores.
Durabilidad
La lavadora o la secadora que trabaja con elevadas cuantías de ropa se construye de una forma distinta, dejando a un lado los plásticos, con más metal y de una mejor calidad.
De hecho, esto se ve incluso en la carcasa metálica, que es más fuerte en las lavadoras y secadoras industriales, lo que también ocurre si miramos su interior. Deben soportar el trabajo duro y durar mucho tiempo, puesto que su coste se tiene que amortizar.
Potencia
A la hora de lavar y secar grandes cantidades de ropa se necesitan motores de mayores dimensiones y más potentes, de forma que esta es otra de las diferencias entre ambos tipos de máquinas.
Mayor potencia significa un consumo más elevado, por lo que hay que tener cuidado si por cualquier circunstancia compramos una máquina profesional para nuestra casa. Habrá que ver lo que consume y si funciona con una línea monofásica, la mayoritaria en los hogares.
Si el gasto eléctrico es alto, es posible que a la hora de ponerla en la vivienda tengamos que subir la potencia eléctrica, pues de lo contrario “saltarán los plomos”.
Están pensadas para poder arreglarse de una forma sencilla
La última diferencia es la manera en la que están construidas, ya que tanto las lavadoras como las secadoras domésticas no se diseñan con la idea de repararlas. De hecho, en muchas ocasiones el precio de la mano de obra hace inviable su reparación.
Esto no ocurre con las industriales, que ya se planean con la idea de poder arreglarlas de una forma sencilla, de manera que apenas requieren mano de obra y con piezas de recambio no demasiado caras, si tenemos en cuenta lo que cuesta una máquina nueva.