El coqueteo prohibido entre F.C. Barcelona y Antoine Griezmann ha llegado a buen puerto tras todo un año de "sí, pero no". En el verano pasado estuvieron a punto de entenderse, pero Griezmann dijo "me quedo" ante la cámara de Piqué y consiguió una renovación suculenta con el Atleti que, además, le rebajaba la cláusula para hacerla asequible este verano.
Todos contentos, pero el Atleti algo menos. Griezmann se quedaba cobrando más y teniendo casi garantizado salir este verano. El Barça, más bien su directiva, se quedó con la cara colorada pero sabiendo que vendría un año después, si todo iba bien. Y el Atleti tenía una temporada más a un jugador de categoría (aunque luego apenas rindió) y luego ingresaría 120 kilos.
Por el camino, Griezmann y el Atleti hicieron una temporada deficiente, y todos supieron en marzo que la relación iba a tener un final. No demasiado agradable, pero con el guión previsto pese a algún giro burdo como las conversaciones a destiempo o las declaraciones negándolo sin que les entrara la risa. Hoy, todo ha llegado al final que se dibujó el verano pasado.